martes, 8 de mayo de 2012

Una escala urbana que se afina y se desafina en Vilalba. Lugo

Dos peregrinos extranjeros que hablan español preguntan cómo llegar al albergue. Están en el tramo de Porta de Cima más cercano a la Praza de Santa María, por lo que siguiendo la calle, tomando luego Campo de Puente y salvando la rotonda de Sete Pontes pueden llegar sin desorientarse al destino solicitado. Si en algún momento de su paso por la primera calle se fijan en el suelo, podrán ver unas conchas que les indicarán que la calle forma parte del trazado urbano del Camino Norte.

Si los dos peregrinos que el jueves 12 hicieron esa esa consulta sobre el albergue se fijaron un poco en su trayectoria, comprobaron que la primera calle por la que caminaron presentaba una leve sinuosidad. Más que de curvas, que sí lo son, se debe hablar de un efecto sorpresa. La idea procede del arquitecto de la oficina local de rehabilitación, Justo Portela, que afirma que ese trazado, diferente a la línea recta del casi paralelo eje de la Rúa da Pravia y de Campo de Puente, tiene también su encanto: «As irregularidades poden compoñer unha certa perfección», dice.

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Caminando por la calle, en un recorrido que empieza en la Praza de Santa María, las casas de balcón y galería aparecen en el tramo inicial, mientras que las de bajo y planta abundan hacia el final, aunque el edificio de la congregación de María Mediadora, bastante próximo a la confluencia con Plácido Peña, supone una excepción.

Esa conservación de edificios, de solares y de detalles como la anchura de la calle constituye, según el arquitecto, un mantenimiento de la escala. Ni virtuosismo del constructor ni lujo en los elementos usados se ven en muchas de ellas, aunque no parece eso lo valioso: son sus formas, dice Portela, las que les dan riqueza.

Llegando al último tramo de la calle, en la subida que precede a la confluencia con Plácido Peña, volver la vista atrás permite adivinar desde algún punto la torre de la iglesia de Santa María: Portela recalca que en la Rúa Nova en Lugo o la Rúa do Vilar en Santiago también se pueden ver las torres de las respectivas catedrales, por lo que desempeñan una función de orientación.
Hay elementos que en este caso afectan a esas vistas panorámica, de igual modo que los elementos empleados en algunas viviendas no dejan de suponer una distorsión a la vista. La elaboración de un plan de protección (Pepri) sería, dice el arquitecto, «fundamental» para esta parte de la localidad.
 
En la calle, a la izquierda aparece una fuente que aunque se use menos que en décadas pasadas, no por eso deja de evocar momentos de reunión de antaño. Además permite observar cómo por el oeste de la villa aún hay paisaje verde. Poder pararse y ver -no olvidemos que el tráfico ha disminuido- parecen engrandecer una calle.
La Voz de Galicia

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