lunes, 14 de mayo de 2012

La certificación de eficiencia energética de los edificios, oportunidad para reactivar la construcción.

La eficiencia energética empieza a ser ya uno de los factores decisivos no tan sólo en la compra de electrodomésticos sino también en aspectos mucho más relevantes como la vivienda. Un hecho al que se suma el proyecto del Gobierno –pendiente aún de aprobación- de obligar, en 2013, a que todos aquellos que quieran vender un inmueble tengan un certificado en el que se evalúe su consumo de energía. De momento, parece ser que los encargos de particulares centran la mayoría de la demanda de las denominadas casas sostenibles pero algunas promotoras están dispuestas a centrarse en esta vía de negocio.

El leridano Josep Bunyesc es arquitecto desde hace casi 10 años y se ha dedicado plenamente a llevar a cabo proyectos basados en la eficiencia. Cabe destacar que la aplicación de estos criterios no es cosa sólo de las nuevas construcciones sino que también existen fórmulas para introducir mejoras en edificios existentes –por ejemplo mejorando su aislamiento-. “La certificación hará que muchos se den cuenta de lo mal que tienen las casas”, explica. En ese sentido cree que se debería invertir recursos en la rehabilitación de edificios dónde este tipo de criterios son escasos, con el fin de no depender tanto de las fuentes energéticas.

“Hay que tener en cuenta las ventajas del sitio donde queremos construir y proteger el inmueble de sus inconvenientes”, afirma Bunyesc. El arquitecto ha conseguido aplicar diferentes sistemas en los que los recursos energéticos externos son casi inexistentes ya que la propia vivienda es capaz de mantener el calor en invierno y el frío en verano y por lo tanto, el consumo es diez veces menor que en un piso o casa convencional. Para ello, dice, se ha inspirado tanto en criterios de la arquitectura tradicional como en la aplicación de nuevas tecnologías.

Tendencia de mercado
Por su parte, el secretario técnico del Col·legi d’Arquitectes de Catalunya en Lleida, Pau Forn, destaca que el futuro del sector pasa por los criterios de eficiencia energética. “Tal y como está el precio de la energía, es como tener otra hipoteca”, señala. La clasificación que quiere llevar a cabo el Gobierno, concretamente el Ministerio de Industria, será, según él, un factor de decisión antes de comprar una vivienda de segunda mano y, por lo tanto, animará el mercado de la rehabilitación. Cabe destacar que desde 2006, el Código Técnico de la Edificación obliga a adoptar medidas en ese sentido, como el aprovechamiento de las energías renovables o los sistemas de aislamiento que ayudan a reducir el consumo.

Formación
La bioconstrucción es otro de los subsectores en auge, según explica el director técnico del Instituto Tecnológico de Lleida, Carles Labèrnia. El interés es creciente como demuestran las más de 200 personas que han sido formadas a través de un máster que imparten conjuntamente con la Universitat de Lleida, uno de los pocos que existen en toda España en la materia. Además de arquitectos y aparejadores –entre otros profesionales de la edificación- entre sus alumnos también hay médicos. “La mayoría de proyectos que se llevan a cabo son para la persona que los pide, pero ya hay 3 o 4 empresas interesadas en hacer alguna promoción destinada a la venta”, comenta Labèrnia.
El precio de la aplicación de este tipo de criterios, que aportan salud y bienestar a las personas que residen en la vivienda, es cada vez más ajustado. Se sitúa entre un 7 y un 10 por ciento por encima del precio de mercado de un inmueble convencional. Las principales características que definen la bioconstrucción son el uso de materiales naturales y evitar al máximo los campos electromagnéticos. Además, otro factor está en el diseño de los espacios, que tienen que tener en cuenta el entorno, usando colores y formas armónicos.
La Vanguardia

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