miércoles, 25 de abril de 2012

Comunicación PATORREB 2012 Cuando la estructura engaña. Varios casos de patologías improbables.

A continuación os voy a transcribir la comunicación presentada por el arquitecto Xavier Laumain para el congreso PATORREB 2012, el día 13 de abril, que muestra diferentes intervenciones donde las lesiones detectadas no eran lo que parecían ser.


CUANDO LA ESTRUCTURA ENGAÑA. VAROS CASOS DE PATOLOGÍAS IMPROBABLES.
Autores
Xaiver Laumain (arquitecto, especialista en Patrimonio, DEA Historia de la Construcción, Doctorando) http://www.arae.es/
Ángela López Sabater (Arquitecta, especialista en Patrimonio) http://www.arae.es/
Diana Sánchez Mustieles (arquitecta, DEA especialista patología edificación, doctorando, experiencia profesional redacción informes)

Resumen
En el campo de la Restauración cada edificio es un caso específico. Por ello, y a pesar de existir una serie de “familias” de patologías, el estudio de las mismas, los condicionantes de su aparición así como las soluciones a aportar crean un cuadro siempre singular que constituye gran parte del interés pero también de la complejidad de esta labor.

Pero si en la mayoría de los casos el razonamiento lógico permite entender la forma de funcionar de la estructura, acertar con la fuente de la patología y por lo tanto plantear la mejor solución a aportar, existe por lo contrario una multitud de casos en los que la extrema singularidad de la solución constructiva empleada, muchas veces adoptada por necesidades prácticas durante la propia obra, genera patologías de difícil interpretación, que provocan a su vez errores de interpretación con consecuencias potencialmente graves en caso de intervención directa

Nos proponemos, en esta comunicación, presentar varios ejemplos concretos, encontrados durante restauraciones de edificios históricos, en los que la estructura no era lo que visualmente parecía, o que, constructivamente, no era lógica. El síntoma del paso del tiempo y el deterioro fue la aparición de numerosas patologías, inesperadas o improbables desde el punto de vista de la lógica, pero coherentes con la realidad material escondida. Estas situaciones nos recuerdan que deben predominar siempre los hechos materiales frente a la teoría.
Palabras clave: Patología, construcción, inesperado.

I.INTRODUCCIÓN Y OBJETIVOS
Intervenir  en un edificio que sufre patologías es siempre una tarea delicada, ya que el técnico se introduce en un contexto por si mismo hostil, donde en la mayoría de los casos está peligrando la estructura del edificio, y por lo tanto su propia integridad. Su cometido es analizar una situación generalmente urgente o crítica, y plantear rápidamente las soluciones adecuadas. Para ello es fundamental acertar en cuanto al tipo de estructura, y por consiguiente poder deducir apropiadamente cuales son los mecanismos que han llevado a los desperfectos observados. Pero si dicha tarea es compleja en el caso de edificios recientes, cuyos sistemas constructivos nos son familiares y para los cuales incluso se puede disponer del proyecto original, se vuelve aún más ardua si nos enfrentamos a construcciones históricas. Por ello, el ámbito de la restauración ofrece una variedad de casos casi tan amplia como el propio número de edificios históricos existentes. Y si bien se pueden agrupar en familias y tipologías, los imponderables del desarrollo de la construcción llevaron a menudo al maestro de obra a salirse de las reglas decimonónicas para adaptarse a las necesidades de su caso concreto. Estos cambios, a veces invisibles o escondidos, pueden sorprender al técnico, ya que generan patologías que, a su vez, no resultan coherentes con la aparente situación material.

Abordaremos a continuación varios casos de edificios históricos cuyos síntomas bien respondían erróneamente a las características típicas de patologías conocidas, o bien eran totalmente improbables e imposibles de interpretar a priori.

II. CASOS DE ESTUDIO
1. La Ermita del Socós de Caudiel (Castellón)
La Ermita del Socós de Caudiel es un edificio de planta rectangular, de 19,5x7,5m, que consta de tres crujías, separadas por dos arcos de sillería, uno apuntado y otro rebajado. Las patologías que aparecían en el segundo arco correspondían perfectamente con el esquema relativo al vencimiento de muros laterales por exceso de empuje del arco interior y la falta de inercia de la mampostería perimetral o la ausencia de contrafuertes. Además, las grietas que se observaban en el propio arco diafragma coincidían con las presentes en esquinas y zonas de contacto del resto de la nave, respaldando la teoría aparentemente evidente e inmediata de un fallo de la fábrica perimetral o del subsuelo, cuya consecuencia debía ser el desplome de los muros y la posterior aparición del cuadro de grietas inventariadas tanto en el interior como en el exterior de la nave.

Sin embargo se habían dejado de lado varios aspectos que, aunque parezcan menores o menos llamativos, debían considerarse, y despertar dudas razonables sobre dicha interpretación. El primero era la disparidad de patologías presentes entre ambos arcos. Si bien uno respondía al esquema tradicional, el otro constaba de un cuadro totalmente diferente. Además la cubierta presentaba un estado de conservación lamentable, modificando el reparto de esfuerzos. Por último, el supuesto origen del problema, los muros, presentaban un aspecto muy sano, con una fábrica coherente y en buen estado de conservación, muy lejos de lo que se podía esperar de un lienzo vencido por su falta de resistencia. Además se pudo comprobar mediante estación total que el desplome total de la fachada era insignificante, descartando la teoría de importantes desplazamientos.

A la vista del conjunto de informaciones se replanteo profundamente la interpretación, analizando el cuadro de forma conjunta y completa, llegando finalmente a la conclusión de que el problema principal de la ermita era el deterioro de la cubierta, y el consiguiente empuje oblicuo en coronación de los muros, provocando a su vez una ligera apertura de los arcos. Lo que debía, a priori, ser el origen del problema resulto ser una consecuencia muy secundaria. Esta circunstancia se pudo comprobar durante la obra, cuando una vez picados los enlucidos de los arcos diafragma apareció un elemento totalmente inesperado, que revelaba el origen de la extraña forma del arco rebajado, y la importante grieta central. Un arco de mampostería, situado encima del arco de sillería, creaba un sistema de descarga, claramente relacionado con un fallo estructural ocurrido durante la fase original de construcción. Dicho error, y las medidas de compensación, modificaban sustancialmente el diagrama de esfuerzos, llevando a la aparición de patologías coherentes con dichas correcciones (ocultas), y no con el sistema original (visible), engañando a quien intentaba interpretar el conjunto de grietas.
El arco de sillería y el arco superior de mampostería al descubierto

En este caso, nos encontrábamos pues frente a unas patologías muy llamativas y coherentes, tanto entre sí como con el sistema estructural, que podían llevar a conclusiones precipitadas por ser demasiado evidentes. Fue, por lo contrario, la suma de varios detalles que permitió llegar a descubrir la solución escondida.

2. El Palauet Nolla de Meliana (Valencia)
El Palauet Nolla es uno de los edificios más emblemáticos de la Huerta Norte valenciana. Aunque su faceta más conocida sea la vinculada a la fábrica de cerámica Nolla, se trata de una construcción cuyo origen remonta a principios del siglo XVII, cuando se construyó la alquería original. Fue el objeto de numerosas modificaciones a lo largo de su historia, generando un conjunto heterogéneo complejo en cuanto a materialidad estructural.

Los porches que se adosaron apresuradamente al edificio original, en las últimas décadas del siglo XIX, fueron objeto de una primera fase de restauración, debido a su mal estado de conservación y los daños que éste provocaba en el resto del cuerpo principal. El estudio de la estructura de dichos volúmenes reveló la presencia de pilares de ladrillos macizos en cada una de las esquinas o quiebros, soportando unos zunchos de madera sobre los cuales descansaban las cabezas de los pares – igualmente de madera – que sujetaban el suelo de las terrazas. Cada uno de los vanos principales se divide en dos, con la presencia de una pequeña columna central. En su parte superior, cada espacio – todos tienen finalmente la misma anchura – se remata con un arco de ladrillos y una ventana triangular, conformando una pieza en forma de lanza, tal y como se puede observar en la fotografía adjunta.

Detalle del porche sur y detalle constructivo
La parte occidental del porche sur presentaba una importante grieta, que parecía deberse a la desaparición de la columna central y por lo tanto a la pérdida de apoyo de los arcos. Sin embargo un elemento, descubierto en un porche de la fachada oeste, dificultaba la interpretación. En efecto se podía observar, en el conjunto de la edificación, una coherencia constructiva, sistemática, con una única salvedad en el caso de la puerta central. Asimismo, se había evidenciado la utilización, para sujetar dichos arcos, de un elemento compuesto por un taco de madera – sobre el que descansaba cada ladrillo de arranque – sujeto al zuncho mediante dos bridas metálicas. Por lo tanto, la estructura colgaba del zuncho, y no descansaba sobre la columna, haciéndola prescindible. En este contexto dicha patología resultaba poco preocupante, ya que no suponía el posible colapso de esta parte de la construcción, sino un movimiento secundario lateral. Sin embargo, al iniciar los trabajos de restauración, se descubrió que este porche no constaba de zuncho, a diferencia de los demás. Por lo tanto existía un verdadero riesgo de hundimiento, que se tuvo que resolver mediante la colocación de un elemento provisional de apoyo de la punta inferior de los arcos.

Vemos que en este caso nos encontramos con una situación peligrosa, en la que la extrapolación de unos resultados puede llevar a una conclusión errónea. Parecía evidente que, si contamos con más de veinte vanos construidos del mismo modo – el cual se ha podido comprobar en la casi totalidad de los casos – el que sufría la patología tuviera la misma solución constructiva. Y de ser así, el deterioro no era preocupante. Sin embargo, las características de la grieta no correspondían perfectamente con las consecuencias previsibles, y se realizó una cata específica antes de iniciar la obra, la cual nos permitió comprobar la ausencia de zuncho, y por consecuente entender el conjunto de patologías. Esta clase de “engaños” resulta especialmente peligrosa, ya que se puede aportar una explicación lógica, y por lo tanto nos podemos confiar, cuando en realidad estamos en presencia de un riesgo de mayor índole.

3. La Ermita de San Roque de Puebla de San Miguel (Valencia)
La Ermita de San Roque es un edificio de pequeñas dimensiones. Se compone de una única nave, cortada por un arco diafragma. Dicho arco consta de pequeños contrafuertes suficientes para recoger los esfuerzos generados por la estructura relativamente ligera de la cubierta. La construcción presentaba varias patologías, tanto en el porche como en el interior. La más relevante de ellas era un preocupante vencimiento del arco. 


Situación inicial del arco diafragma. Y vista de la continuidad de la viga única así como de la ausencia de clave durante la obra
 
Dadas la forma y situación de las grietas, parecía claro, como en el caso de Caudiel, que la causa de la patología era un fallo de uno de los muros laterales así como del correspondiente contrafuerte. Este último, además, se encontraba en un terreno que puede sufrir movimientos dada la cercanía de un barranco que, en caso de fuertes lluvias, recoge cierta cantidad de agua. Por último, la esquina más cercana mostraba una grieta vertical, significativa de un movimiento de desplome de la parte superior del muro.Con el fin de comprobar nuestra teoría, se picó la parte inferior del arco para confirmar el tipo de puesta en obra. Las huellas observadas en el enlucido resultaron corresponder  - con toda lógica – a las dovelas del arco. Se decidió pues realizar una estructura de refuerzo superior que devolviera su rigidez a esta zona de la ermita, evitando la apertura de los muros, y recogiendo las dos cabezas de las vigas cumbreras. Con dichas disposiciones el arco quedaría descargado, sujetando solamente su peso propio, ya que se calculó que su perfil, así como la deformación sufrida, no permitía soportar ninguna carga añadida. Decidida la intervención se inició la obra.

Una vez levantada la parte superior de la cubierta, y al picar la clave del arco descubrimos una viga única y continua de 11 metros, con una sección perfecta de duramen de 25x25cm en toda su longitud. Encontrar una viga de estas características, en una pequeña ermita de un pueblo muy modesto, es muy sorprendente, y por lo menos inesperado. Además esta viga descansaba sobre un relleno de ladrillos, que sustituía a la clave, probablemente eliminada en una reforma del siglo XVIII o XIX. Por lo tanto debíamos replantear por completo nuestra interpretación, ya que quedaba patente que la apertura se debía al fallo del material que sustituía la clave, así como a los esfuerzos derivados de la flecha de la viga, ya que no trabajaba como empotramiento. Las demás patologías eran por lo tanto consecuencia de este fallo principal.
En este caso vemos que la falta de clave del arco, sustituida por un apoyo de la viga y unos simples ladrillos, además de estar situado éste en la zona de mayor flexión de la viga (por ser continua), han provocado la aparición de la grieta central, y el riesgo de colapso. Ninguno de estos elementos era razonablemente previsible, y fue necesaria la propia intervención para descubrir estas circunstancias.

III. CONCLUSIONES
Tener en consideración todos y cada uno de los factores es fundamental para interpretar adecuadamente una patología, aunque ésta parezca evidente, especialmente en el ámbito del Patrimonio Histórico. Debemos abstraernos de los prejuicios o las teorías, para reemplazarlos por el uso del sentido común y la observación. Es fundamental asumir y aceptar que cada caso es único, y que puede aparecer algo totalmente inesperado. Asimismo es fundamental poder apoyarse en una formación específica y conocimiento exhaustivo de todos los sistemas constructivos tradicionales, para saber interpretar síntomas incoherentes o sorprendentes, y adaptarse con agilidad a la situación.

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