jueves, 31 de enero de 2013

Una excavación busca nuevos tesoros arqueológicos en las salinas de Villafáfila. Zamora


La Junta de Castilla y León iniciará en los próximos días una excavación arqueológica en las salinas de Villafáfila dirigida a obtener nuevos hallazgos sobre su explotación prehistórica. La empresa Aratikos Arqueólogos S. L será la encargada de iniciar los trabajos en los próximos días, que cuentan con un presupuesto de 65.000 euros.

La investigación se centrará en Molino Sanchón, un enclave ubicado a poca distancia de la localidad de Villafáfila donde se encuentra la explotación de sal más antigua descubierta en la zona, datada entre los años 2300 y 2000 antes de Cristo. Precisamente, su mayor antigüedad ha sido una de las principales razones tenidas en cuenta para retomar los trabajos de investigación en este yacimiento, al igual que la especial presencia de cerámicas campaniformes que forman parte del registro. A mayores, una de las pretensiones de la excavación es resolver definitivamente el comportamiento estratigráfico reconocido en la campaña anterior con la intención de definir con claridad las dos fases culturales detectadas y un posible cambio en la tecnología entre una y otra.

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La posibilidad de hallar restos funerarios vinculados a este momento es, por otro lado, un aliciente más a la hora de abordar los nuevos trabajos, según especifica el arqueólogo Ángel L. Palomino, que dirigirá la prospección junto a Francisco Javier Abarquero Moras, ambos de la empresa Aratikos Arqueólogos.

La anterior excavación llevada a cabo en este enclave sirvió para comprobar la existencia de profundos pozos de captación de agua salada que fueron luego sellados de forma ritual lanzando a su interior grandes vasijas ricamente decoradas con motivos incisos. También se localizaron restos de los niveles de cocedero llenos de ceniza y de fragmentos cerámicos en los que aún se disponían unas curiosas peanas de barro que soportaban los recipientes con la salmuera y un nivel superior con balsas de decantación o de filtrado de sedimentos que formaban parte del preparado de la citada salmuera.

La presencia de cerámicas campaniformes mezcladas con los restos de la factoría ha llevado a pensar a los arqueólogos que sus poseedores, una destacada élite de la sociedad de entonces, eran precisamente los verdaderos propietarios de las instalaciones, así como que utilizaban tan llamativos recipientes para sacralizar una actividad que no estaba exenta de cierto carácter mágico al proceder a transformar el agua en un producto de elevadísima estima para la época.

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