miércoles, 23 de enero de 2013

Exposición "Horts de Tarongers. Visions culturals d'un paisatge"


Fechas: Del 12 de diciembre de 2012 al 19 de marzo de 2013

Emplazamiento: Jardín Botánico de Valencia. C/ Quart 80. Valencia

Comisario: Adrià Besó Ros

Proyecto: Universidad de Valencia

Organización: Vicerrectorado de Cultura e  Igualdad de la Universidad de Valencia

Producción: Jardí Botànic de la Universitat de València i Fundació General de la Universitat de València

Colabora: Ayuntamiento de Valencia


Una muestra organizada por el Vicerrectorado de Cultura e Igualdad de la Universidad de Valencia bajo la dirección del comisario Adriá Besó, y en colaboración con el Jardín Botánico, la Fundación General de la UV y el Ayuntamiento de Valencia.

La exposición nos acerca a la visión idealizada del huerto de naranjos y su paisaje citrícola, que caracterizó la época dorada del cultivo en nuestro territorio (1880-1930), mediante diferentes manifestaciones artísticas como la fotografía, la literatura y el cine. 

El naranjo ha sido un árbol de jardín muy apreciado por sus calidades estéticas. En la tradición cultural valenciana los conceptos de huerto y jardín han estado íntimamente relacionados. A finales del siglo XVIII se inician en los círculos ilustrados las primeras experiencias del cultivo del naranjo con una finalidad comercial, del que se obtienen cuantiosos beneficios económicos. En un primer momento los huertos de naranjos quedarán centrados en los núcleos de la Ribera y de La Plana de Castellón donde se desarrollaron de forma muy lenta, hasta que a mediados del siglo XIX se dieron las condiciones que favorecieron la exportación de la producción a los países europeos. Pero a partir de 1880 el naranjo se extendió de forma generalizada por toda la franja litoral comprendida entre La Plana de Castellón y la Safor hasta llegar a la década de los años treinta. Las cualidades estéticas del naranjo como árbol de jardín se extendieron a todo un paisaje que se cultivó de forma esmerada, gracias a los importantes beneficios económicos que generó. Desde sus orígenes este paisaje recibió una valoración estética reflejada a los relatos de los autores que por varios motivos trataron de aproximarse, como el mismo Cavanilles, Madoz, Lassala, Bodí, la Condesa de Gasparín, etc. En un principio esta percepción sólo se materializa por parte de determinadas personas pertenecientes a los ámbitos científicos y por visitantes extranjeros. Pero será en esta época dorada del cultivo que se sitúa entre 1880 y 1930, sobretodo en la transición del siglos XIX al XX, cuando la burguesía asuma el liderazgo en la expansión agraria valenciana y en el cultivo de la naranja, cuando reciba una especial atención por parte de escritores, pintores y fotógrafos o productores de cine, que con sus obras lo elevarán a la categoría de paisaje, transmitiendo unos valores que serán aprehendidos por los diferentes estratos de la sociedad.


 Llama la atención como las diferentes manifestaciones culturales coinciden en transmitir un concepto de huerto idealizado bastante similar y en situar el paisaje de los huertos por excelencia en Alzira y Carcaixent, donde la mayor concentración de huertos le otorga un carácter sublime que despertará experiencias estéticas que se materializarán en las diferentes formas de expresión artística.

Esta exposición nos acerca a la visión del huerto de naranjos y del paisaje citrícola a través de las imágenes creadas por la fotografía, la literatura y el cine entre 1880 y 1930. El contenido se estructura en los siguientes ámbitos:

0.Audiovisual: Huertos de naranjos. La formación del vergel valenciano
Explica el paso del huerto jardín valenciano al huerto de naranjos que se produce en paralelo a la adopción del naranjo como cultivo comercial, y explica el concepto de huerto canónico burgués y los fundamentos de su valoración estética.

1. El huerto de naranjos
El huerto canónico burgués está formado por una superficie ortogonal plantada de naranjos, rodeada por una cerca, cuyo interior se estructura por dos ejes en forma de cruz. En el centro se sitúa la casa, junto a la que hallamos la balsa y el motor de riego, junto a los que se despliega un jardín ornamental. Los diferentes caminos interiores se transforman en paseos que se adornan con árboles, palmeras y otras plantas. En este ámbito se analizan los diferentes elementos que conforman el huerto canónico burgués: el naranjo, palmeras, cipreses, el entrador, la casa, el agua, los jardines.

2. Visiones panorámicas
Este ámbito ofrece imágenes panorámicas de un paisaje caracterizado por el monocultivo. Nos muestran bosques de naranjos, de los que sobresalen las casas de los huertos, las palmeras, los árboles de los jardines y las chimeneas de los motores. Como es un paisaje arbolado y de campos cerrados, para poder obtener buenas vistas panorámicas hay que subir a los miramares de las casas o a algunas elevaciones naturales. Para los escritores  la Muntanyeta del Salvador de Alzira ha sido el mirador por excelencia.

3. El paisaje vivido
Nos muestra la relación de las personas con el paisaje, que gracias a su dedicación y trabajo lo hicieron posible y lo sustentaron. Hablamos de señoritos, que tenían el huerto como signo de prestigio social, donde pasaban  temporadas de veraneo con la sus familias y amistades, de hortelanos que se dedicaban a trabajar y a tener cuidado de los huertos, y de las mujeres, que atendían la casa del huerto y trabajaban en los almacenes de naranja en las tareas de confección. Las circunstancias excepcionales vividas durante la Guerra Civil hicieron que en 1937 el gobierno de la República creara en algunos huertos colonias escolares donde niños y niñas evacuados de los bombardeos de Madrid vivieron una experiencia idílica en el “Levante feliz”, lejos de los horrores de la guerra.

4. La realidad actual
Estos paisajes, que durante las primeras décadas del siglo XX fueron fuente de inspiración de poetas y escritores, fueron pintados y captaron la atención de los objetivos de fotógrafos y cineastas, han pervivido sin cambios demasiado sustanciales hasta hace una década, cuando comenzó un lento declive que no ha materializado sus huellas hasta los últimos años. La  comparación de estas imágenes actuales con las que se muestran a lo largo del recorrido expositivo quiere dejar testimonio gráfico de estas pervivencias, que a partir de ahora se ven amenazadas.

5. Mirando hacia el futuro
El ciclo de la naranja como monocultivo intensivo ha llegado a su fin en aquellas comarcas donde comenzó de forma temprana. Esto plantea un escenario de grandes transformaciones paisajísticas a corto plazo, de las que ya encontramos algunas manifestaciones de diferente alcance. En estos momentos nos situamos en un momento de cambio, donde el triunfo de algunas de las alternativas marcará la nueva imagen del paisaje para un próximo ciclo. En este ámbito se muestran imágenes actuales de las diferentes alternativas: conversión en suelo urbanizable, reconversión con nuevos cultivos como el aguacate, la chirimoya o el caqui, los árboles maderables, el ocio y el turismo rural...

Más información sobre la exposición

Noticia sobre la exposición
Paisajes en peligro de extinción

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