miércoles, 17 de julio de 2013

Cáceres. La muralla espera su restauración tras cinco años del estudio que detectó mil patologías.

Se podría decir que los gobiernos sólo se acuerdan de las murallas cuando se cae un trozo. Es lo que ha pasado en Cáceres a lo largo de los años, en los que se han acometido actuaciones puntuales ante derrumbes puntuales. Sin embargo, han pasado ya cinco años desde que se hizo un estudio integral del estado de la muralla, en un 50 por ciento de su extensión, y las distintas administraciones todavía no han dispuesto el presupuesto necesario para rehabilitar y garantizar la conservación de lo que es, sin duda, la joya de la corona del patrimonio histórico de Cáceres.

Este olvido en lo que se refiere a la muralla lo acaban de poner de manifiesto los integrantes de una nueva asociación creada en la ciudad, la Asociación de Usuarios de la Ciudad Antigua, Auca, que han recordado, precisamente, el estudio sobre el estado de la muralla que dirigió en 2008 el arquitecto Miguel Matas, con un equipo de más de una veintena de personas. Tal estudio detectó más de un millar de patologías, pero la administración todavía no ha intervenido. Un integrante de esta asociación, el arquitecto Ángel González, recuerda que la muralla almohade fue un factor determinante para que la UNESCO declarara a Cáceres ciudad Patrimonio de la Humanidad, lo que contrasta, en su opinión, con la falta de una intervención en este elemento principal del patrimonio.

Imagen de la noticia
El Ayuntamiento anunció el pasado me de abril la realización de un Plan de Gestión de la ciudad monumental, en el que se especificará todo lo que constituyen la riqueza patrimonial y las actuaciones previstas y necesarias, incluida la muralla almohada, que está pendiente, a su vez, de un plan director para abordar intervenciones de rehabilitación. Pero lo cierto es que ese plan director sigue pendiente desde que en 2008 el equipo de Matas hiciera el estudio por encargo del Ayuntamiento, con financiación del Ministerio de Cultural, algo más de 100.000 euros.

Desde que se presentaron sus conclusiones, el director del estudio habla de la necesidad «urgente» de intervenir. Preguntado si mantiene ahora, cinco años después, esa misma consideración de «urgente», Matas señala que lo que se necesita «un trabajo de conservación» para evitar riesgos de derrumbes. Reconoce que no hay sensores que puedan avisar cuándo se van a producir, aunque considera que no hay que dramatizar: «los restos de muralla son, por ahora, bastante conservables». De manera didáctica explica que los almohades, hace más de 800 años, dejaron la muralla «con botas de agua en sus pies y paraguas sobre su techo, pero los paraguas han desparecido casi en su totalidad y las botas en muchos casos, por tanto la humedad está haciendo de las suyas, la erosión otro tanto y algunas aves más».

En el estudio que dirigió detectó más de un millar de patologías y estimó en unos seis millones de euros el coste de una intervención integral, coste que fue actualizado en febrero de 2012 y asciende ya a siete millones.

Entre las deficiencias detectadas destaca el conjunto de los Pozos, que sufre de humedades y que en los últimos años se ha quedado sin fondos del 1 por ciento cultural del Ministerio de Fomento, a pesar de las solicitudes del Ayuntamiento. También cabe señalar la torre de Santa Ana y las humedades en Torremochada, aunque Matas precisa que las patologías «están generalizadas» en el conjunto de la muralla. Se refiere al agua y el viento como causa de erosión y la falta de estanqueidad en las azoteas de las torres, que hace que se socaven los muros del 'cuerpo de guardia' (las cámaras) y se hundan los techos. También alerta del daño que hacen los pájaros al buscar acomodo y especialmente las palomas: «No tendremos dinero para repara el daño que están haciendo las palomas».

Reconoce que no se ha otorgado a la muralla la importancia que tiene «como parte fundamental del patrimonio de la ciudad. La verdad es que no se ha hecho lo que ese monumento requiere». En todo caso, matiza que el Ayuntamiento «ha estirado siempre los presupuestos al máximo». Así, cabe señalar la eliminación de humedades en la Torre de Bujaco en 2010, con 90.000 euros del Plan E, y mejoras en la Torre del Horno, con 83.000 euros de la UE.

¿Es la muralla la hermana pobre de la ciudad monumental? ¿Es lícito reclamar inversión en estos tiempos de crisis, con otras necesidades? A estas preguntas, Matas responde; «A mí, la crisis hasta me ha hecho olvidar la muralla. Hay cuestiones mucho más importantes y angustiosas a las que hay que atender y procurar dar solución, aunque es cierto que cuando no había crisis y desde siempre, la muralla ha sido la hermana pobre de la parte antigua».

Estudio integral
n el año 2008 se lleva a cabo el primer gran chequeo del estado de la muralla, financiado por el Ministerio de Cultura con 100.000 euros. El equipo lo dirige el arquitecto Miguel Matas y está compuesto por distintos profesionales, entre ellos arqueólogos, historiadores, topógrafos. El estudio detecta un millar de patologías en la muralla, cuya solución podría tener un coste de seis millones de euros.

Desprendimientos
Diversos tramos de la muralla han sufrido desprendimientos puntuales en los últimos años, como en el Adarve Padre Rosalío, en enero de 2009. Todavía permanece una valla en la zona para evitar que aparquen coches. En Mira al Río también se produjo un derrumbe en noviembre de 2006. Sin embargo, las copiosas lluvias de este invierno y esta primavera no han causado problemas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario