La Catedral ha vuelto a la normalidad. Después de meses con andamios, obreros y materiales deambulando por su interior, la actuación que se ha llevado a cabo en la Sacristía Baja ya está totalmente finalizada. Algo que no se sabe muy bien si son buenas o malas noticias. Son buenas porque se ha conseguido finalizar una obra sin contratiempos y según los plazos marcados (incluso varios meses antes de lo previsto), lo cual no es fácil en la ciudad en estos tiempos. Pero al mismo tiempo, la ausencia de obras significa también la paralización nuevamente del proyecto de rehabilitación del primer templo de la diócesis, lo cual ya no es tan bueno.
Esto es precisamente lo que espera la Iglesia que no ocurra: que el proyecto y ejecución de una nueva obra en la Seo se retrase demasiado. Y es que precisamente esto es lo que había pasado con esta última intervención: habían transcurrido nada menos que seis años desde su precedente más próximo, que consistió en la restauración de la cúpula central, del trascoro y también de la denominada capilla de las Reliquias.
De momento, los augurios no son nada buenos. El arquitecto del primer templo, Juan José Jiménez Mata, reconoce que en estos momentos "no hay perspectiva de nada". En su día, la Junta de Andalucía ya avisó - cuando se hizo la obra exterior - que había otras necesidades en Andalucía que habría que ir acometiendo en el futuro. Y de hecho, hasta ahora ha sido así. La última inversión recogida por la administración andaluza se centra en la Catedral de Jaén. Sobre esto, Jiménez Mata entiende que el criterio que está llevando a cabo la Junta de intervenir en el exterior de los templos para asegurar la impermeabilidad y la consolidación de las estructuras es acertado, asumiendo que existan ahora otras prioridades en la comunidad.
Ante la mala situación económica, que hace prácticamente inviable cualquier inversión privada o financiación de obras, la única opción que queda es que los Presupuestos Generales del Estado incluyan alguna partida para la ejecución de una nueva obra. Aunque en este punto, hay que prever que los recortes que viene anunciando el Gobierno central limitarán enormemente las partidas a restauraciones en el ámbito cultural.
Otro reflejo pesimista es el estado en que se encuentra el Plan Director que marca las intervenciones que deben realizarse en el edificio para su correcta conservación y su puesta en valor. Jiménez Mata señala al respecto que el documento lleva ya ocho años esperando noticias. Y tal es el retraso en su aprobación, que el arquitecto señala incluso que a estas alturas ya se hace necesario una revisión del mismo, pues hay zonas que se han agravado en estos tiempos y hay necesidades (por la evolución de los materiales o por la llegada de sistemas o elementos de conservación más modernos e idóneos para un templo de estas características) que han surgido de unos años a hoy. En principio, el documento recogía todas las actuaciones necesarias en la Catedral, que hacían un montante total de alrededor de quince millones de euros para recuperar totalmente el edificio.
Una vez culminada la rehabilitación de la Sacristía Baja, Jiménez Mata enumera cuáles serían las actuaciones más necesarias en el futuro. "Hay cúpulas del interior que están en muy mal estado, sobre todo las de las naves más pegadas a la cara de Levante, aunque el resto tampoco está bien", señala en un primer término el arquitecto encargado del primer templo de la diócesis desde 1987. La cripta es otra de las zonas sobre las que habría que actuar, ya que Jiménez Mata considera que la reforma que se ejecutó en el siglo XIX "desdice mucho" de la construcción inicial de Vicente Acero. "Y ya empiezan a ser necesarios también trabajos de mantenimiento en el exterior", apunta también el arquitecto.
Esta sería la hoja de ruta más urgente que tendría que seguir la rehabilitación de la Seo, sumando a estas actuaciones las ya realizadas en los últimos años en la Sacristía, la capilla de las Reliquias, la cúpula central, la zona del presbiterio (no en su totalidad), la cara interior de la fachada principal o la tumba de Falla, como intervenciones más destacadas.
Por tanto, aún queda mucho trabajo pendiente para tener la Catedral en las mejores condiciones posibles. De momento, la Iglesia valora positivamente la finalización de las obras en la Sacristía Baja. Y espera poder seguir avanzando en la rehabilitación del templo en el menor tiempo posible.
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