El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife no descarta la posibilidad de buscar financiación privada para restaurar el templo masónico de la calle San Lucas, una reforma que viene coleando desde hace muchos años y que ha estado en el centro de ciertas disputas políticas. El actual equipo de gobierno se ha propuesto impulsar de nuevo la rehabilitación de este edificio de principios del siglo XX y declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 2007 y al frente de este nuevo intento está el teniente de alcalde, el socialista Julio Pérez, y la Concejalía de Patrimonio que dirige Clara Segura. Malos tiempos para las obras, porque la situación de crisis económica se lo come todo y mantiene a la corporación local en un momento presupuestario complicado.
Ya en su momento, cuando el inmueble pasó a manos del Ayuntamiento, en el año 2001, que lo adquirió en una subasta, la corporación local valoró de forma estimada su acondicionamiento en dos o tres millones de euros.
De ahí la necesidad de buscar bajo las piedras cualquier fórmula que permita recuperar el edificio para un disfrute museístico. Ya en 2010 el grupo municipal socialista, entonces en la oposición, amenazó con llevar a los tribunales al anterior equipo de gobierno, liderado por Miguel Zerolo, si no se sacaba a concurso la rehabilitación del inmueble. El anuncio de la denuncia respondía al incumplimiento del acuerdo plenario de diciembre de 2009 en la línea de la convocatoria del citado concurso. Lo cierto es que tras los comicios de mayo de este año, el pacto entre CC y PSC dejó a un lado aquella iniciativa legal.
Así pues, la pelota moral está ahora en manos de los socialistas, que se han propuesto junto al resto de la corporación buscar esa necesaria financiación. El objetivo del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife es devolver la configuración original al inmueble, después de que el Ejército, en los años en que utilizó el edificio como farmacia militar, modificara algunos aspectos de la construcción.
Que el templo masónico se convierta en un museo –no exclusivamente para mostrar objetos o contar la historia de las logias masónicas– es el objetivo actual. Para ello, Julio Pérez asegura que quiere contar con las ideas y proyectos elaborados hasta la fecha, aunque aún no se ha decidido quién se encargará de ello. Existe, en cualquier caso, un Plan Director, elaborado en su día por el arquitecto José Miguel Márquez Zárate, y que la anterior corporación terminó por descartar. Aunque no existe una versión oficial, varios responsables técnicos consultados apuntan a que intereses políticos intervinieron en este asunto.
El equipo de Miguel Zerolo optó entonces por nombrar al arquitecto municipal, Germán Delgado, responsable del proyecto, algo que le valió más de una crítica, ya que algunos expertos consideraron que cualquier arquitecto no era válido para llevar a cabo una restauración del calado que requiere el templo masónico.
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Sea como fuere, el Cabildo de Tenerife, competente en la autorización de obras en los edificios catalogados Bien de Interés Cultural, como es el caso del templo masónico, sólo cuenta en estos momentos con el citado Plan Director. El director insular de Patrimonio Histórico, Cristóbal de la Rosa, apunta que el área que dirige está a la espera de que la corporación local le explique si el documento que tiene sobre su mesa es sólo orientativo o constituye un proyecto sobre el que se trabajará. "Le hemos pedido al Ayuntamiento que nos diga si es sólo una consulta previa o si quieren que emitamos nuestra posición oficial", explica.
Sobre este asunto, Julio Pérez admite que "aún es muy pronto para saber" qué pretende hacer el Ayuntamiento, más preocupado por la búsqueda de financiación en un momento muy complicado económicamente. El teniente de alcalde reconoce que no tiene aún una respuesta para dar al Cabildo, pero asegura que a través de la Concejalía de Patrimonio, que dirige la concejal socialista Clara Segura, se está trabajando en contacto con distintas organizaciones interesadas, como las logias y las diferentes administraciones.
Vías de financiación
El dinero para acometer una reforma como ésta podría venir a través de varias vías, ninguna descartada. Como novedad, Julio Pérez anuncia que se le ha planteado la posibilidad de echar mano de recursos privados, aunque no concreta su procedencia. Así pues, aunque las opciones de financiación pública "están regular", habría que mirar al Ministerio de Cultura, a la conocida normativa del 1% Cultural, a los fondos autonómicos o cualquier otra fórmula.
Al margen de la financiación, Julio Pérez asegura que quiere avanzar al mismo tiempo en el diseño definitivo del proyecto de rehabilitación del inmueble de la calle San Lucas. Pérez informa de que en Salamanca existe una reconstrucción del edificio de San Lucas como minimuseo "y hay quienes creen que algunos de los objetos que hay allí pertenecieron al templo de Santa Cruz".
El futuro del edificio, si llega a buen puerto esta vez el propósito del Ayuntamiento, es conseguir convertirlo en un museo relacionado con la masonería e, incluso, con la historia de Santa Cruz. "Es posible que la temática masónica no sea suficiente para llenar de contenido el museo", explica Pérez, quien aclara que lo que no será es un lugar de exhibición, por ejemplo, de arte contemporáneo.
El futuro del edificio, si llega a buen puerto esta vez el propósito del Ayuntamiento, es conseguir convertirlo en un museo relacionado con la masonería e, incluso, con la historia de Santa Cruz. "Es posible que la temática masónica no sea suficiente para llenar de contenido el museo", explica Pérez, quien aclara que lo que no será es un lugar de exhibición, por ejemplo, de arte contemporáneo.
Ha pasado ya una década desde que el Ayuntamiento comprara el inmueble al Estado y no se ha acometido actuación alguna dirigida a su conservación. Tan solo se consiguió incluir en el Fondo Estatal de Inversión Local, dentro del conocido como Plan E, una partida de casi 75.000 euros para arreglar el tejado del edificio, según publicó en 2009 el periódico digital loquepasaentenerife.com.
El templo forma parte, además, de los siete inmuebles municipales declarados BIC que están cerrados a cal y canto en la ciudad. En la búsqueda de razones que justifiquen este abandono está siempre la económica. El citado diario digital publicó en 2009 que esta "enorme desidia" en la conservación del edificio había provocado "un gran malestar entre sectores locales de la política y la cultura".
Asimismo, relató en la misma información algún "episodio extraño", como que "a instancias de la Concejalía de Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife –dirigida entonces por Alfonso Soriano–, se llegara a discutir en el Consejo del Patrimonio Histórico de Canarias la posible pérdida del título de Bien de Interés Cultural para poder ejecutar en su interior una serie de obras de reforma que desvirtuarían sus características originales. Se trataba de impedir, además, que el templo fuera vuelto a utilizar por los masones para el fin que fue construido".
El edificio
El templo presenta una estructura bastante sencilla. Tras la puerta principal del inmueble, con clara simbología egipcia –lo ponen de manifiesto las cuatro esfinges de la fachada– se accede a un vestíbulo. Al otro lado de éste se encuentra una puerta que da paso al Salón de Tenidas o salón central.
Según la obra Historia de la Masonería en Canarias, del historiador Manuel de Paz, en este salón destacaban el pavimento de mosaicos, dos columnas negras y un espacio elevado, similar a un altar, al que se accede mediante tres peldaños -en la imagen superior-. Las paredes de esta sala estaban pintadas de oscuro, según la tradición del Rito Escocés Antiguo y Aceptado.
El edificio cuenta además con una Cámara de Reflexión en el subsuelo, hecha en un tubo volcánico natural. Esta estancia era el primer lugar al que accedían los candidatos para ser iniciados en la masonería. Según De Paz, uno de los expertos críticos con la decisión del Ayuntamiento de dejar el proyecto en manos del arquitecto municipal, la Cámara de Reflexión del templo de Santa Cruz "es, sin duda, una de las más impresionantes del mundo". "Cuando se encontraba en uso, estaba decorada con elementos propios de la masonería", explica en su obra.
En el segundo piso se encuentra la Sala de Banquetes y, finalmente, el último piso posee algunas habitaciones.
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