lunes, 28 de noviembre de 2011

La Casa Blanca recupera el color original de su monolito. Oviedo

La Casa Blanca, la de la calle Uría, ha recuperado el resplandor de sus días mozos. La empresa Esfer, encargada de realizar los trabajos de rehabilitación, acaba de retirar los andamios, solo queda la marquesina de protección, que desaparecerá el próximo lunes. Será entonces cuando se den por concluidas las obras que se han alargado un mes y medio más de lo previsto. «Fueron necesarios varios aumentos de obra», razonó la responsable de la rehabilitación, Sarah Arango.
La comunidad de propietarios decidió contratar a Esfer, pues el inmueble presentaba algunos problemas de filtraciones y era necesaria la limpieza de la fachada. Cuando los obreros empezaron los trabajos se encontraron con que muchas piezas de la superficie marmórea precisaban su recambio. «Había piezas rajadas. Hubo que cambiarlas y fijar muchas otras. Además, se realizó una limpieza en seco y la superficie recibió un tratamiento hidrófugo para que quede más protegida», explicó Arango.
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Según el catálogo urbanístico de la ciudad, el edificio no sufría daños estructurales, aunque sí fisuras en el chapado de mármol, que suma ya casi ocho décadas. El edificio, diseñado por Manuel del Busto, data del año 1929. Por aquel entonces, la Casa Blanca, con seis pisos, era el rascacielos de la ciudad. Rodeado de huertas, la majestuosidad de la construcción, de estilo Art Decó, corriente que se popularizó en 1925 a raíz de la Exposición Universal de París, cobraba mayor relevancia.
Por esta relevancia para la historia urbanística de la ciudad, el arquitecto de la empresa Esfer quiso recuperar los colores originales del monolito que preside el edificio. Tras analizar los restos de pintura encontró una pequeña muestra del original.
Al tratarse de un edificio protegido, «hemos tenido mucho cuidado con los materiales para que no se note la actuación. Buscamos mármoles lo más parecidos a los originales. En eso consiste la restauración», comentó Arango. Su empresa terminó hace apenas unos meses otra alabada obra en Bilbao. Se trata de un proyecto de los arquitectos Rob Krier y Marc Brietman, que recrean en una manzana 45.000 metros cuadrados las fachadas típicas de comienzos del pasado siglo.

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