miércoles, 11 de enero de 2012

Gobernación acota 47.800 estructuras que pueden sufrir daños en un seísmo. Comunidad Valenciana

Más de 46.000 estructuras para la Comunitat Valenciana tienen un cierto grado de vulnerabilidad frente al riesgo sísmico y en algún caso los daños provocados por un terremoto en estos elementos tendrían una incidencia sobres servicios considerados esenciales.
 El Instituto Valenciano de la Edificación (IVE), por encargo de la Conselleria de Gobernación, ha elaborado el estudio de vulnerabilidad incluido en el Plan Especial frente al Riesgo Sísmico de la Comunitat Valenciana en el que se cuantifican los daños que pueden sufrir una estructura o grupo de estructuras sometida a una sacudida del suelo de determinada intensidad. Incluye daños a la población, daños en edificios de importancia especial como hospitales, parques de bomberos, etc; y daños en líneas vitales: transportes, gas, electricidad, agua, etc.
Según adelantó ayer el conseller de Gobernación Serafín Castellano durante las jornadas sobre "Criterios de diseño estructural frente a sismo y evaluación de daños. La experiencia recogida del sismo de Lorca", celebrada en Valencia, el estudio de vulnerabilidad incluye un catálogo que recoge 47.800 elementos incluidos en la cartografía de riesgo.
Actualizar los planes
Más de 200 técnicos, arquitectos e ingenieros mayoritariamente, así como técnicos municipales, participan desde ayer en unas jornadas que persiguen capacitar a los asistentes en la inspección, evaluación y reparación de daños ocasionados por un terremoto. Además, en los próximos meses- el conseller Serafín Castellano recordó ayer la existencia de un plazo máximo de tres años- 332 ayuntamientos de la Comunitat Valenciana deberán elaborar o actualizar su Plan de Actuación Municipal frente al riesgo sísmico. Se trata de aquellos municipios en los que el mapa de peligrosidad incorporado al Plan Especial estima como posibles los terremotos de intensidad superior al grado VII en la escala EMS.
De momento, la conselleria está dando a conocer el Plan Especial frente al Riesgo Sísmica aprobado el pasado mes de abril entre los ayuntamientos incluidos dentro de las áreas más proclives a sufrir un terremoto igual o superior al grado VII.
Según esta escala, oficial en Europa, el grado VII se corresponde con un seísmo en el que la mayoría de las personas se asustan y escapan al exterior, donde resulta difícil mantenerse en pie. Los muebles se desplazan y abundan los objetos caen de las estanterías. Muchos edificios sufren daños moderados: pequeñas grietas en las paredes, derrumbe parcial de chimeneas y caída de ladrillos.
Según Serafín Castellano, además de los 332 municipios situados en las áreas de mayor riesgo existen otras 75 localidades donde es "recomendable" la elaboración de planes de actuación municipal.
En lo que va de año se han producido 97 seísmos en la Comunitat Valenciana que han provocado 29 incidentes gestionados por el servicio de Emergencias 112.
El terremoto de Lorca provocó daños por encima de su intensidad
Los expertos reunidos ayer en Valencia coinciden en que el terremoto de Lorca, registrado el pasado 11 de mayo, provocó daños muy por encima de su intensidad, aceleración y otros parámetros utilizados habitualmente para clasificar y calificar un terremoto. Alex H. Barbat, catedrático de la Universidad de Cataluña y coautor de un modelo numérico capaz de determinar los daños que sufrirían distintas infraestructuras ante un terremoto tipo, recordó que Lorca se encuentra dentro de un área de peligrosidad moderada, que la intensidad no fue muy elevada y que la duración del sismo fue muy corta, apenas 1,5 segundos. Sin embargo hubo 8 víctimas y daños estimados ya en mil millones de euros. A la luz de lo sucedido en Lorca, el investigador reconoció que cualquier norma, incluida la Norma Sismorresistente española es "mejorable a medida que hay nuevos eventos pero nadie puede decir que estas normas no están al nivel de otras normas europeas y del mundo y su aplicación nos puede llevar a un buen diseño sísmico". Otra cosa, destacan, es el cumplimiento de la norma -actualmente en revisión- y la escasa formación específica en riesgo sísmico de los proyectistas. Existen, además, factores como el tipo de suelo, la orografía y otros elementos que pueden agravar los efectos de un seísmo. En este sentido, Rafael Blázquez Martínez, de la Universidad de Castilla-La Mancha, recomendó profundizar en estudios de carácter local para delimitar el riesgo real en las zonas más expuestas,
http://www.levante-emv.com

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