domingo, 24 de abril de 2011

Los edificios con mayor amenaza de ruina, en Centro y Arganzuela.

La mayoría de los madrileños piensan que su casa es absolutamente segura. Pero la realidad es que casi la mitad de los edificios de más de 30 años de la capital deben ser reparados por la aparición de grietas, de goteras o, incluso, de problemas estructurales que pueden derivar en un derrumbe. Concretamente, el 44,6% de los inmuebles de Madrid no superan la Inspección Técnica de Edificios (ITE), según datos facilitados por el área municipal de Urbanismo.
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Desde 2000, el Ayuntamiento obliga a pasar la ITE a los edificios de más de 30 años. En ese tiempo han pasado este examen 69.430 inmuebles, casi tres cuartas partes de las construcciones de la ciudad. Las mayores deficiencias se han encontrado en Centro, donde el 61% de las inspecciones acaban con resolución desfavorable. Tampoco salen bien parados los pisos de Arganzuela, Chamberí o Tetuán (ver tabla). La ley obliga a los edificios con dictámenes negativos a hacer reformas urgentes para evitar el colapso.
"Apuntalar a diario"
Las zonas del centro con más inmuebles amenazados son "Lavapiés, Malasaña y los Austrias, donde hay edificios de más de dos siglos con entramados de madera que se vienen abajo con el tiempo", explican fuentes del cuerpo municipal de Bomberos. "Allí tenemos que apuntalar viviendas a diario", añaden.
Durante las inspecciones, los técnicos revisan el estado de la estructura y los cimientos para descartar un colapso del edificio. También controlan las cubiertas en busca de goteras, las paredes y las redes de fontanería y saneamiento. Además, vigilan las fachadas, las terrazas y los elementos que pueden caer a la calle y dañar a los peatones.
Las grandes debilidades de los edificios madrileños son "las aguas subterráneas que barren los cimientos y las termitas y humedades que se comen la madera", apunta la decana del Colegio de Arquitectos, Paloma Sobrini. Los vecinos lo empeoran aún más: "Las chapuzas en casa tienen consecuencias desastrosas. Uno tira un tabique, otro cierra la terraza, otro altera las tuberías y el edificio se resiente", advierte Sobrini.

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