lunes, 15 de abril de 2013

Valencia. Desprendimientos y grietas amenazan la gran cúpula de los Escolapios.


La gran cúpula que corona la Iglesia de las Escuelas Pías (Escolapios) ha entrado en un proceso de deterioro tal que tiene que estar rodeada por una malla de tela para contener los desprendimientos de tejas, cornisas y nervaduras. Su rehabilitación, por la que los Padres Escolapios llevan años luchando, no acaba de llegar y el estado de la cúpula se ha convertido ya en un problema de seguridad para el recinto y las personas, según admitieron en la propia institución.

El complejo de la Escuelas Pías (calle Carniceros, número 6) comenzó a levantarse en el siglo XVIII, primero el convento y el colegio (1739-1742) y posteriormente la Iglesia (1767-1773). Del conjunto cabe destacar su fachada barroca y la iglesia, declarada Monumento Histórico Artístico en el año 1982. 

Su elemento más visible, no obstante, es la gran cúpula que corona la iglesia, que tiene 24, 5 metros de diámetro y eleva su arco hasta los 40 metros de altura. Es la más grandes de España junto con la de San Francisco el Grande, de Madrid, y está entre las tres o cuatro más imponentes de Europa, según constatan todos los tratados de arte.

Tan emblemática cúpula, sin embargo, atraviesa momentos difíciles. También el conjunto de la iglesia. Desde hace unos años sufre un deterioro imparable que se acrecienta cada vez que hay temporales de lluvia y viento. Sus tejas centenarias, de color azul en el conjunto y blancas en las nervaduras, suelen desprenderse, generan filtraciones de agua, y se han abierto grietas en la estructura, lo que ha obligado a tomar medidas.

Todo el perímetro de la cúpula, a la altura de la cornisa exterior, está rodeada con una malla para contener posibles desprendimientos y evitar problemas de seguridad en los edificios colindantes y en el propio recinto, tal como aseguraron ayer fuentes de la institución.

Buscando dinero
Al parecer, los Padres Escolapios han buscado fórmulas para acometer la rehabilitación integral de la parroquia, muy deteriorada también por el paso del tiempo. Llevan una década intentándolo con entidades privadas y con administraciones públicas, bien por la vía del mecenazgo o acogiéndose al 1% cultural, que precisa de la mediación del Ayuntamiento de Valencia o de la Generalitat Valenciana.

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Su apuesta, no obstante, no ha tenido resultados reales de momento y el deterioro va en aumento. Lo más urgente es renovar el tejado, cambiar las tejas rotas y fijar las que se han desprendido. Sólo de esta forma pueden evitarse las filtraciones de agua e impedir el deterioro de la estructura, en la que también se abrieron grietas importantes.

Para ello se necesita alrededor de medio millón de euros. El resto de los trabajos podrían organizarse en fases y aplazarse en el tiempo, algo en lo que ya trabajan los responsables Escolapios.

Obras anteriores
Hasta ahora, todas las obras llevadas a cabo en el complejo han sido parciales y en ocasiones urgentes. La más importante la realizó la Generalitat Valenciana en el año 1992 y afectó exclusivamente al colegio, donde cursan estudios varios centenares de escolares desde Infantil hasta Bachillerato. De estas obras se benefició incluso la fachada, incluidas las imágenes que la dominan.

En el año 2009 se restauraron los frescos del altar, obra de José Vergara. Y también se ha intervenido sobre la linterna que corona la gran cúpula, que tuvo que ser protegida temporalmente para evitar que entrara el agua en el conjunto, el mayor de los problemas a los que se enfrenta toda la estructura.

Un monumento funerario al estilo del Panteón de Roma
La Iglesia de las Escuelas Pías de Valencia, además de recinto religioso de estilo barroco, es una gigantesca estructura fúnefre muy similar al Panteón de Roma, prototipo de tumbas y mausoleos desde la antigüedad. De hecho, su construcción junto al colegio de la calle Carniceros obedece a la idea de perpetuar la memoria de los escolapios ilustres. Es más, muy al gusto del último tercio del siglo XVIII y el primero del XIX, este gran espacio circular fue el marco escenográfico preferido por las instituciones valencianas para celebrar exequias con motivo de la muerte de personajes regios e ilustres. Sus columnas, altares, capillas y bovedas son ahora, sin embargo, pasto de las filtraciones, humedades y deterioro general, un problema que dos siglos y medio después de su construcción los responsables del recinto no pueden atajar.

Los Escolapios llevan catorce años buscando dinero para su gran cúpula.
Los Escolapios de Valencia llevan 14 años llamando a todas las puertas, administraciones y entidades privadas, para arreglar la iglesia de la calle Carniceros, cuya cúpula, la más grande de España y una de las más imponentes de Europa, tiene problemas en la cubierta y gigantescas grietas en la estructura. A la espera de esa ayuda, técnicos de la Universidad Politécnica de Valencia tienen monitorizado el monumento para comprobar de manera permanente el estado de las grietas y el grado de resistencia de los muros.

Según explicó ayer el responsable de Patrimonio de los Escolapios, Luis Tatay, la iglesia es la única parte del complejo que queda por restaurar. Su estado, además, es preocupante, pues ha perdido parte de las tejas y cuando llueve el agua cae por un lateral del altar e incluso en los bancos donde los feligreses oyen misa. No hay que olvidar que se trata de la parroquia de San Joaquín y está abierta al culto.

Esas filtraciones han generado, así mismo, grandes grietas en la estructura de la cúpula, que se eleva a 40 metros de altura y tiene un diámetro de 24,5 metros. Algunas atraviesan incluso las cornisas interiores, pasan los ventanales y bajan al segundo cuerpo.

Para tratar de reparar estos desperfectos, explicó Tatay, los Padres Escolapios llevan 14 años negociando con todas las administraciones. Quieren reparar al menos la cubierta (el resto de la iglesia se dejaría para después), pero no han encontrado una respuesta positiva. Tampoco de las fundaciones y obras sociales de las cajas de ahorro, con las que también se han puesto en contacto.

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Lo más urgente es cambiar las tejas, que están sujetas de una manera casi artesanal, y cerrar las grietas, para lo cual se necesita un costosísimo andamiaje que resulta más caro todavía con el incremento del IVA cultural hasta el 21%, lamento el escolapio. Se calcula que hacen falta unos 500.000 euros para esta primera fase.

A la espera de encontrar una receta, colaboradores de la Universidad Politécnica de Valencia han monitorizado toda la estructura con sensores y un ordenador central donde se recoge permanentemente la evolución de las grietas y la resistencia de los muros, que afortunadamente, comenta Tatay, "están muy bien hechos". Lo resalta porque la obra se acabó precipitadamente cuando murió su mecenas, el Arzobispo Mayoral, dejando aparcada la prevista decoración con frescos y dedicando todo el dinero que quedaba a cerrar la gran cúpula.

En la actualidad, los escolapios están en negociaciones con la Universidad Politécnica de Valencia y con el Arzobispado para cerrar un convenio que les permita acogerse al 1% cultural, una vía que podría ser la solución a sus problemas.

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