La Concejalía de Turismo y la de
Patrimonio Histórico, ambas dirigidas por el edil Pablo Rodríguez, han puesto
en marcha un proyecto de adecentamiento, rehabilitación y recuperación de la
Acequia Real de Telde, patrimonio etnográfico hidráulico del municipio, y a su
vez recurso turístico de gran interés que complementa al resto de valores
históricos y culturales del municipio.
Pablo Rodríguez ha señalado que
“Telde, cuenta con unas características de alto valor en cuanto a su patrimonio
histórico, artístico, cultural, arqueológico, etnográfico, natural, y además
hidráulico”, el concejal resaltó que “el desarrollo de actividades
ecoturísticas en el municipio es el camino para preservar y poner en valor
muchos de sus recursos” y continuó “hemos puesto en marcha este proyecto para
recuperar, adecentar y poner en conocimiento el valor de esta gran
infraestructura hidráulica, promoviendo así el respeto y la sensibilización por
el entorno”.
Durante los tres meses que durará la
ejecución de este proyecto, efectuando con personal de convenio y que ha
comenzado en el tramo de La Pardilla, se desarrollarán trabajos de limpieza del
largo trazo de la Acequia Real, pintura y adecentamiento de los muros
colindantes al camino, colocación de señalética, restauración de los accesos a
la Acequia, y posteriormente la promoción y sensibilización con el entorno.
Rodríguez incidió en la importancia de
la puesta en marcha de estas acciones para fomentar el ecoturismo, señalando
que “turismo ecológico o ecoturismo es un enfoque para las actividades
turísticas para privilegiar la sostenibilidad, la preservación y la apreciación
del medio, tanto natural como cultural y que produce beneficios que revierten
directamente en el conjunto de la sociedad”.
El concejal concluyó indicando que “se
trata de minimizar los impactos negativos para el medio ambiente y la
comunidad, ayudando a construir respeto, conciencia ambiental y cultural,
proporcionando experiencias positivas para visitantes y ciudadanos, lo que
produce evidentes beneficios económicos para la comunidad y generación de
empleo”.
Historia de la Acequia Real
Al constituir Telde, una zona
apta para el asentamiento poblacional, habida cuenta de factores tan propicios
como la abundancia del agua, lo beneficioso del clima y la fertilidad del
suelo, lo primero que hicieron nuestros antepasados fue proceder a la traída de
las aguas de zonas cumbreras y conducirlas por el cauce del Barranco Real.
Aprovecharon el desnivel topográfico del terreno y con piedras asentadas sobre
mortero de barro hicieron acequias de poca durabilidad, que de forma
serpenteante iba reuniendo en su recorrido el caudal de manantiales hasta
llegar al tomadero o madre de las aguas, lugar en el que se represaban y
derivaban a la zona de riego.
Este lugar era conocido como Los Ríos
o las madres de los Ríos, entre el Cascajo y San José de Las Longueras, donde
se unen las aguas pluviales y subterráneas, conformando un conjunto hidráulico
de gran valor histórico y etnográfico en el que podemos encontrar desde un
azud, abrevadero, lavadero y salto de aguas, hasta galerías, campanas,
cantoneras, aliviaderos, resto de un molino hidráulico o el bello acueducto de
San José, uno de los mayores de la isla y ejemplo del a ingeniería del siglo
XIX.
A partir del citado tomadero se
derivan las aguas hacia la Vega Mayor gracias a la Acequia Real, topónimo que
nos recuerda no sólo la pertenencia o concesión otorgada por los Reyes
Católicos, sino el surgimiento de un sistema o subsistema hidráulico, la red de
acequias alimentada por un conjunto de fuentes y el conjunto de las tierras que
riega, que se surtía de las aguas superficiales, procedentes de nacientes o
avenidas del citado barranco, dando origen al organismo colectivo, pero
privado, que pasa a gestionar el sistema, denominado Heredamiento de la Vega
Mayor de Telde, entidad económica que se encargaba de su distribución entre los
propietarios de aguas.
La denominación de Acequia Real viene
dada muy posiblemente a finales del siglo XV, es decir, en fechas de
constitución de la propia Heredad de Aguas, que orientaba el agua al cultivo de
la caña de azúcar, erigiéndose en eje configurador del sistema hidráulico.
Íntimamente ligados a esta histórica
infraestructura se encuentran otros bienes no menos interesantes, que dependían
del aporte de agua suministrada por la citada conducción y que contribuyó en
cierta medida al desarrollo industrial, económico y social. A su paso por el
núcleo poblacional el agua movía tres molinos harineros (Molino de El Conde, de
El Pulgo o Molinillo y de Narea), servía para lavar ropas, abastecer al
vecindario, abrevar el ganado, facilitar la saca de agua por aguadores o la
extinción de algún que otro incendio. Citar también las casillas y cantoneras
que jalonaban el largo trayecto, muchas de ellas desaparecidas ante el ocaso
agrario.
El estudio que se pueda hacer de esta
infraestructura rebasa el mero aprovechamiento hidráulico, para asumir incluso
la vertebración histórica del espacio urbano de Los Llanos de San Gregorio y
San Juan, pues muchos de los callejones y calles actuales se abrieron
aprovechando el curso natural de los distintos ramales de acequias y serventías
de paso de antiguas fincas y cercados.
En este sentido, la Acequia Real ha
marcado la actual alineación de la Avenida de la Constitución, u otros trazados
como el que partía de la casilla de Los Llanos a Arauz, que dio lugar a la
calle Ruiz o la acequias que van a La Pardilla y Melenara dieron paso a caminos
y carreteras.
Hay que evaluar también los aspectos
que tienen que ver con lo que se ha llamado la sociabilidad del agua en torno a
este recurso. La existencia de la Acequia Real contribuyó a solucionar un
pequeño litigio entre la parroquia de San Juan y la recién creada de San
Gregorio (1847). El problema residía en dirimir qué población pertenecía a una
u otra parroquia. Al final, el Ayuntamiento optó por una solución salomónica,
dictaminando que la población existente a la izquierda de la Acequia Real se
adjudicara a la Parroquia de San Gregorio, mientras que los situados a la
derecha de su margen, pertenecían a la de San Juan.
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