Autor
artículo: Alex Serrano
Diversos expertos en la protección del
patrimonio recordaron ayer que Valencia ya llega al mar a través del barrio del
Cabanyal y cuestionaron así la prolongación de la avenida Blasco Ibáñez.
Decenas de vecinos recorrieron las calles de los Poblats Marítims para conocer
la historia del barrio en la celebración del «Watch Day», una jornada
organizada por la fundación World Monuments Fund en cuya lista de espacios
amenazados figura el barrio desde este mismo año. Al acto acudió una amplísima
representación de los tres partidos de la oposición en el Ayuntamiento de
Valencia, con los portavoces de PSPV, EUPV y Compromís „Joan Calabuig, Amadeu
Sanchis y Joan Ribó, respectivamente„ al frente.
«Me sorprende que haya que destruir el
espacio urbanístico que mejor conecta Valencia con el mar para, precisamente,
llegar al mar», indicó José María Ballester, presidente de los Premios de
Patrimonio de la Unión Europea y director de Cultura y Patrimonio Cultural y
Natural del Consejo de Europa. En este sentido, el arquitecto Francisco
Taberner aseguró que el término municipal de Valencia «no tiene que llegar
hasta el mar».
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En este sentido, el presidente de la
Real Academia de Bellas Artes de San Carlos y catedrático de Estética y Teoría
del Arte de la Universitat de València (UV), Román de la Calle, se preguntó
«por qué no hablamos de extender el Cabanyal a la ciudad». «No hay grandes
monumentos en el barrio que atraigan la mirada, por lo que trabajar en el
patrimonio del Cabanyal es una cuestión de ideología», indicó.
El Cabanyal de Sorolla
Los expertos en patrimonio que
acudieron ayer al «Watch Day» destacaron la importancia histórica del Cabanyal,
un barrio que, según comprobaron en la visita guiada por las calles de la zona,
mantiene lugares, como la Lonja, con historia. El arquitecto y catedrático de
Historia del Arte de la UV Joaquín Bérchez destacó que el Cabanyal tiene un
componente histórico «que le iguala al París de Baudelaire o al Londres de
Dickens» y alabó «el Cabanyal de Sorolla y Blasco Ibáñez». «Muchas casas del
barrio aún tienen espacios para colgar las redes y las velas de las fachadas,
como se hacía antiguamente», comentó.
Sobre la cuestión de la ampliación de
Blasco Ibáñez no quisieron pronunciarse. Ballester se mostró cauto a preguntas
de los periodistas y pidió «esperar» a las resoluciones judiciales. «Tenemos
que confiar en las instituciones y los instrumentos del Estado de Derecho»,
indicó. Ballester, que vivió en el barrio cuando era pequeño „pasaba los
veranos en el Cabanyal„, se confesó un «enamorado» de las calles que recorrió
ayer en una visita guiada.
Universitarios, sí, pero con control
La Asociación de Vecinos El
Cabanyal-Canyamelar, que organizó ayer el «Watch Day», lamentó que el
ayuntamiento, junto a los rectores de la Universitat de València y de la
Universitat Politècnica, esté estudiando convertir el Cabanyal en una zona
universitaria sin consultares. El vicepresidente de la entidad, Vicente
Gallart, criticó que «nadie» haya ido a la asociación a preguntarles qué le parece.
Gallart comentó que quiere que el proyecto «esté controlado». «Tenemos que
lanzar el barrio a la modernidad con proyectos de nuestros días», indicó.
«No es mala idea „aseguró„, pero todo en su justa medida». «No queremos que se eche a los vecinos para meter a universitarios y queremos que esto se llene de colegios mayores», dijo Gallart. Por su parte, Bérchez apeló a la «finura» a la hora de rehabilitar espacios del barrio
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