La integridad del edificio del
Olivillo pende de un hilo y esta vez no es sólo por el estado ruinoso que
presenta. La Junta de Andalucía tiene la intención de pedir al Ayuntamiento la
autorización necesaria para iniciar los trámites que permitan su derribo y
construir desde cero un nuevo equipamiento para la Universidad de Cádiz en
lugar de acondicionar el edificio actual. La polémica viene dada porque el
edificio está incluido en el Catálogo de Patrimonio Histórico Andaluz lo que
complica cualquier decisión sobre el mismo. Es por esto por lo que el
mantenimiento de este inmueble ha vuelto a enfrentar al Ayuntamiento y al
Gobierno andaluz que tienen visiones muy claras y diferentes de lo que se debe
hacer. Mientras que desde la Junta ya se han mostrado partidarios de reducirlo
a escombros, desde el Ayuntamiento exigen no sólo que se mantengan sino que se
hagan las obras necesarias para volver a recuperar este edificio levantado en
los años 30 por el arquitecto Sánchez Esteve.
La alcaldesa gaditana, Teófila
Martínez, no quiso ayer asumir ninguna responsabilidad sobre su futuro «puesto
que se trata de un edificio de la Junta» cedido a la Universidad de Cádiz y
deben ser ambas quienes se pongan de acuerdo. No obstante, recordó que se
encuentra protegido y forma parte del patrimonio de la ciudad. Teófila Martínez
se sorprendió de que el Gobierno andaluz quiera derribarlo cuando se opuso a
que el Ayuntamiento hiciera lo mismo con el edificio de la Aduana Nueva
paralizando así el proyecto de remodelación de la plaza de Sevilla. Ambos
inmuebles cuentan con el mismo grado de protección (el 3 Ambiental) por lo que
Martínez pidió «que tengan la misma vara de medir» para uno y otro edificio.
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A pesar de que ambas administraciones
puedan tener opiniones contrarias sobre el porvenir del Olivillo, las dos están
de acuerdo en que de continuar por el mismo camino, «el edificio se terminará
cayendo». Desde la Junta de Gobierno Local son ya varios los requerimientos que
han enviado al ente andaluz para que inicie las obras oportunas para garantizar
la seguridad del mismo y la Delegación de Urbanismo ya les ha sancionado con
dos multas coercitivas por su mal estado.
Mientras ambas administraciones
discuten, el Olivillo sigue formando parte de los edificios abandonados a la
espera de que lleguen tiempos mejores. Actualmente el estado que presenta es
bastante deteriorado, sus ventanas y puertas están tapiadas y se presume un
gran daño estructural que está sin determinar.
La Voz Digital
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