Se podría decir que los gobiernos sólo
se acuerdan de las murallas cuando se cae un trozo. Es lo que ha pasado en
Cáceres a lo largo de los años, en los que se han acometido actuaciones
puntuales ante derrumbes puntuales. Sin embargo, han pasado ya cinco años desde
que se hizo un estudio integral del estado de la muralla, en un 50 por ciento
de su extensión, y las distintas administraciones todavía no han dispuesto el
presupuesto necesario para rehabilitar y garantizar la conservación de lo que
es, sin duda, la joya de la corona del patrimonio histórico de Cáceres.
Este olvido en lo que se refiere a la
muralla lo acaban de poner de manifiesto los integrantes de una nueva
asociación creada en la ciudad, la Asociación de Usuarios de la Ciudad Antigua,
Auca, que han recordado, precisamente, el estudio sobre el estado de la muralla
que dirigió en 2008 el arquitecto Miguel Matas, con un equipo de más de una
veintena de personas. Tal estudio detectó más de un millar de patologías, pero
la administración todavía no ha intervenido. Un integrante de esta asociación,
el arquitecto Ángel González, recuerda que la muralla almohade fue un factor
determinante para que la UNESCO declarara a Cáceres ciudad Patrimonio de la
Humanidad, lo que contrasta, en su opinión, con la falta de una intervención en
este elemento principal del patrimonio.
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El Ayuntamiento anunció el pasado me
de abril la realización de un Plan de Gestión de la ciudad monumental, en el
que se especificará todo lo que constituyen la riqueza patrimonial y las
actuaciones previstas y necesarias, incluida la muralla almohada, que está
pendiente, a su vez, de un plan director para abordar intervenciones de
rehabilitación. Pero lo cierto es que ese plan director sigue pendiente desde que
en 2008 el equipo de Matas hiciera el estudio por encargo del Ayuntamiento, con
financiación del Ministerio de Cultural, algo más de 100.000 euros.
Desde que se presentaron sus
conclusiones, el director del estudio habla de la necesidad «urgente» de intervenir.
Preguntado si mantiene ahora, cinco años después, esa misma consideración de
«urgente», Matas señala que lo que se necesita «un trabajo de conservación»
para evitar riesgos de derrumbes. Reconoce que no hay sensores que puedan
avisar cuándo se van a producir, aunque considera que no hay que dramatizar:
«los restos de muralla son, por ahora, bastante conservables». De manera
didáctica explica que los almohades, hace más de 800 años, dejaron la muralla
«con botas de agua en sus pies y paraguas sobre su techo, pero los paraguas han
desparecido casi en su totalidad y las botas en muchos casos, por tanto la
humedad está haciendo de las suyas, la erosión otro tanto y algunas aves más».
En el estudio que dirigió detectó más
de un millar de patologías y estimó en unos seis millones de euros el coste de
una intervención integral, coste que fue actualizado en febrero de 2012 y
asciende ya a siete millones.
Entre las deficiencias detectadas
destaca el conjunto de los Pozos, que sufre de humedades y que en los últimos
años se ha quedado sin fondos del 1 por ciento cultural del Ministerio de
Fomento, a pesar de las solicitudes del Ayuntamiento. También cabe señalar la
torre de Santa Ana y las humedades en Torremochada, aunque Matas precisa que
las patologías «están generalizadas» en el conjunto de la muralla. Se refiere
al agua y el viento como causa de erosión y la falta de estanqueidad en las
azoteas de las torres, que hace que se socaven los muros del 'cuerpo de
guardia' (las cámaras) y se hundan los techos. También alerta del daño que
hacen los pájaros al buscar acomodo y especialmente las palomas: «No tendremos
dinero para repara el daño que están haciendo las palomas».
Reconoce que no se ha otorgado a la
muralla la importancia que tiene «como parte fundamental del patrimonio de la
ciudad. La verdad es que no se ha hecho lo que ese monumento requiere». En todo
caso, matiza que el Ayuntamiento «ha estirado siempre los presupuestos al
máximo». Así, cabe señalar la eliminación de humedades en la Torre de Bujaco en
2010, con 90.000 euros del Plan E, y mejoras en la Torre del Horno, con 83.000
euros de la UE.
¿Es la muralla la hermana pobre de la
ciudad monumental? ¿Es lícito reclamar inversión en estos tiempos de crisis,
con otras necesidades? A estas preguntas, Matas responde; «A mí, la crisis
hasta me ha hecho olvidar la muralla. Hay cuestiones mucho más importantes y
angustiosas a las que hay que atender y procurar dar solución, aunque es cierto
que cuando no había crisis y desde siempre, la muralla ha sido la hermana pobre
de la parte antigua».
Estudio
integral
n el año 2008 se lleva a cabo el
primer gran chequeo del estado de la muralla, financiado por el Ministerio de
Cultura con 100.000 euros. El equipo lo dirige el arquitecto Miguel Matas y
está compuesto por distintos profesionales, entre ellos arqueólogos,
historiadores, topógrafos. El estudio detecta un millar de patologías en la
muralla, cuya solución podría tener un coste de seis millones de euros.
Desprendimientos
Diversos tramos de la muralla han
sufrido desprendimientos puntuales en los últimos años, como en el Adarve Padre
Rosalío, en enero de 2009. Todavía permanece una valla en la zona para evitar
que aparquen coches. En Mira al Río también se produjo un derrumbe en noviembre
de 2006. Sin embargo, las copiosas lluvias de este invierno y esta primavera no
han causado problemas.
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