Solo la capital granadina acumula más
de un centenar de Bienes de Interés Cultural, un tipo de catalogación que
protege especialmente monumentos, jardines y hasta farolas. El número da una
idea del rico patrimonio de la ciudad, pero muchos de ellos están abandonados,
otros cerrados y algunos acumulan polvo en el cartel de ‘se vende’.
La crisis que viven estos enclaves no
es de ahora, aunque estos años de recortes en instituciones públicas tampoco
ayudan. Ejemplos como el Maristán o los baños árabes de Hernando de Zafra (en
la calle Elvira), pasan perfectamente por un solar abandonado desde hace años.
En el primero crecen a su antojo los hierbajos bajo un techo de uralita
–material cuyo uso está prohibido desde hace años–, mientras el segundo está
escondido tras un muro de hormigón en el que lucen dos hermosas pintadas.
Los especiales requisitos para
restaurar uno de estos espacios, unido a la falta de liquidez que tienen todas
las instituciones, dejan un mapa de ‘puntos negros’ del patrimonio en la
ciudad. Y las flechas apuntan tanto al Ayuntamiento, como a la Junta y a la
Iglesia como los responsables de acometer esa protección.
Así, aunque es la Junta el organismo
que debe velar por el buen estado del patrimonio, algunos de esos edificios
dependen directamente de sus arcas, mientras que otros son propiedad de la
Iglesia o del Ayuntamiento.
Proyectos en el cajón
Algunos de los proyectos de
rehabilitación de estos monumento solo existen ya en las hemerotecas. En 2006,
por ejemplo, la delegación de Cultura de la Junta anunciaba la restauración del
Maristán, después de que se llevaran a cabo estudios arqueológicos en lo que
queda del hospital de época nazarí, que sirvió también como casa de la moneda,
almacén de vinos, presidio y casa de vecinos. Pero han pasado seis años y las
higueras son las únicas que se han hecho cargo del espacio.
Algo similar ocurre al pasar por calle
Elvira. Junto a la iglesia de San Andrés, los baños árabes catalogados son una
incógnita para cualquiera que pase por allí, que solo ve una pintada en un muro
de hormigón. Nadie sospecharía que se trata de un Bien de Interés Cultural
inscrito desde 2004 en el catálogo general del patrimonio histórico andaluz.
Aunque no está catalogada, la iglesia de San Andrés es un ejemplo de las
dificultades para restaurar el patrimonio. El templo está cubierto por unas
lonas para los trabajos desde hace una década, que es el tiempo que lleva
cerrada. En la fachada, el cartel de la obra anunciaba un plazo de ejecución de
36 meses que se cumplió en 2005, sin que se hayan visto los efectos ni se haya
reabierto el templo.
Una incógnita por desvelar es la del
Museo Arqueológico, que la Junta de Andalucía cerró al público en junio de 2010
para acometer una reforma en las cubiertas. Aquel trabajo se llevó a cabo, pero
al revisar el edificio, la administración andaluza se dio cuenta de que la
antigua Casa de Castril, el palacio del siglo XVI catalogado que alberga la
colección, necesita unos arreglos mucho más profundos para adaptarse a la
normativa de accesibilidad y abrir al público como un museo moderno. El hecho
es que el arqueológico lleva más de dos años cerrado y solo algunas piezas se
exponen en el Museo de la Memoria de CajaGranada. El resto están en el
edificio, cerrado a cal y canto en la Carrera del Darro.
Otro proyecto escondido en un cajón es
el que anunció el Ayuntamiento de Granada para la Casa de las Chirimías, en el
Paseo de los Tristes, catalogada desde 2006. En la primavera de 2009, el
Consistorio hacía público su interés por convertir este edificio catalogado,
que data de principios del siglo XVII, en una caja de música animada con
autómatas vestidos de época. Nada se sabe de aquella idea, que pretendía
revitalizar un inmueble situado en un enclave privilegiado, y que lleva años
cerrado.
Y en venta
También está sin uso la Casa Ágreda,
propiedad del Ayuntamiento desde los años noventa, cuando la recibió en
herencia tras la desaparición de la Asociación Granadina de la Caridad. El
Consistorio lo tiene en venta desde hace años por un precio de seis millones de
euros. En la fachada de este imponente edificio lucen los carteles de
rehabilitación, pero no se está trabajando actualmente en el edificio. La
delegación de Cultura dio un ‘aviso’ al Ayuntamiento hace un par de años, por
el deterioro que estaba sufriendo el inmueble al no tener ningún uso. Y de
momento, al menos que aparezca un comprador ‘sorpresa’, el Ayuntamiento no ha
comunicado ningún proyecto para este edificio.
El Cuarto Real de Santo Domingo, de
propiedad municipal, también es motivo de polémica. Declarado Bien de Interés
Cultural en 1919, la Qubba o torre, que es el elemento más valioso, no está
demasiado deteriorado aunque no se puede visitar. Sin embargo, el mal estado
del jardín que lo rodea es motivo de denuncia con cierta asiduidad.
Hay otros inmuebles que están
abiertos, como la Huerta de San Vicente, pero que piden una reforma a gritos.
El propio Ayuntamiento de la capital, propietario del edificio, ya anunció en
un pleno antes del verano que existía un proyecto para restaurarlo, pero no se
ha puesto en marcha.
Dentro del centenar de inmuebles y
jardines catalogados, entre los que se encuentran los bancos de piedra del
Paseo del Salón o las farolas de la Carrera de la Virgen, hay numerosos
edificios que son propiedad de la Iglesia. Y también hay ejemplos de deterioro.
Desde la Iglesia de San Nicolás, que ahora está en proceso de arreglo gracias a
la implicación de la Asociación de Amigos de San Nicolás, hasta la Abadía del
Sacromonte, que sigue luciendo los daños de un incendio que arrasó el tejado
del llamado colegio nuevo en el año 2000. La abadía también cuenta con una
asociación de amigos, siguiendo el modelo de San Nicolás, que está intentando
implicar a la sociedad granadina para recaudar fondos y arreglar el edificio.
La iglesia de San Nicolás se encuentra
ya ‘estabilizada’ dentro de la gravedad, gracias a que ya se han acometido
obras de emergencia en la cubierta, que comenzó a caerse mientras se celebraba
una boda. El Ayuntamiento colaboró con una subvención, y la asociación mantiene
una intensa actividad para recaudar fondos, como la apertura al público de la
torre del campanario por la que reciben un donativo de los visitantes. La
iglesia cuenta con un proyecto de rehabilitación que está a la espera de
recibir el visto bueno de la delegación de Cultura de la Junta.
También hay ejemplos privados, como el
de la hacienda Jesús del Valle, cuyos propietarios recibieron una sanción de la
Junta por no cuidar el BIC y a principios de este año limpiaron el entorno.
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