El reciente derrumbe de la fachada de
una torre gótica en Palencia ha disparado todas las alarmas sobre el deterioro
del patrimonio histórico en Castilla y León, que ha obligado a los pueblos en
los últimos años a organizar colectas, mercadillos y hasta subastas en un
intento de salvar sus templos.
El último episodio que evidencia la
necesidad de reparación de bienes se ha localizado en San Esteban de Valdespina
(Palencia), donde la semana pasada se derrumbó una fachada de la torre gótica
de la iglesia parroquial.
El suceso que se suma a otros casos
similares, como el del bien del patrimonio histórico soriano que más
desmoronamientos ha sufrido en los últimos años, la muralla de Calatañazor.
Declarada conjunto histórico artístico
en 1962, la muralla sufrió el desprendimiento de una piedra en 1995 con
consecuencias trágicas, ya que un hombre perdió la vida al sufrir el impacto.
La "lista roja" de la
asociación en defensa del patrimonio Hispania Nostra, que refleja los bienes
patrimoniales en peligro, da fe de este deterioro, con la inclusión de 141
bienes de Castilla y León, una cifra que triplica la de otras Comunidades como
Castilla-La Mancha (52), Aragón (49) o Andalucía (42).
La comunidad castellanoleonesa supera
los 1.800 bienes de interés cultural (BIC), según el profesor de Historia de
Arte de la Universidad de León (ULE), Joaquín García Nistal, quien ha lamentado
a Efe que las actuaciones que se acometen en el patrimonio a veces tienen poco
que ver con las "cartas de restauración" internacionales.
García Nistal ha señalado como uno de
los casos prioritarios que requieren actuaciones urgentes el de la iglesia de
San Lorenzo de Sahagún (León), apuntalada desde hace cuatro años.
"De vez en cuando ocurre algún
suceso desgraciado", ha reconocido a Efe el director general de Patrimonio
de la Junta de Castilla y León, Enrique Saiz, quien ha criticado los datos de
Hispania Nostra sobre los bienes de la comunidad en peligro, a los que ha
achacado falta de rigor.
Saiz ha defendido la contribución del
Estado de las Autonomías a la conservación del patrimonio, con la aportación de
fondos públicos y el acercamiento de competencias a los ciudadanos, y ha
recordado que en las décadas de los años 50 o 60 no era noticia el derrumbe de
bienes, aunque sí ocurrieran.
Para el director general de la Junta
"hay que dar un giro copernicano en la consideración y mentalidad sobre el
patrimonio cultural".
Sin dejar de admitir la
responsabilidad de la Administración en la conservación, Saiz ha hecho un
llamamiento a la sociedad para que el titular de los bienes o el ayuntamiento
más cercano informe sobre situaciones de riesgo.
El patrimonio histórico de Castilla y
León es "un auténtico paisaje de la ruina", según el responsable de
Cultura del Grupo Parlamentario Socialista en las Cortes regionales, José
Ignacio Martín Benito.
Desde 2004 hasta ahora "se han
multiplicado por cuatro los bienes patrimoniales en peligro", según Martín
Benito, quien ha achacado esta situación al "rotundo fracaso y
desentendimiento" del Ejecutivo autonómico.
El representante del PSOE ha abogado
por fomentar la conservación y a la vez la promoción, para obtener beneficios
en el plano turístico, en una comunidad que cuenta con patrimonio desde la
etapa prehistórica hasta nuestros días.
Los ejemplos de monumentos
deteriorados salpican la geografía castellanoleonesa. En Segovia, una parte del
palacio medieval de Enrique IV está casi en ruinas, con la fachada apuntalada,
y el antiguo palacio de Valsaín, el primero de todos los reales sitios
españoles, sigue pendiente de que el consistorio de La Granja aborde un
proyecto de restauración.
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Burgos figura también entre las
provincias más necesitadas de intervención en su patrimonio, con al menos el
quince por ciento de los templos esperando actuaciones "urgentes" y
un centenar de iglesias en toda la provincia aguardando para recibir ayudas del
conocido como "convenio de las goteras", suscrito por la Diputación y
el Arzobispado.
Así lo ha señalado a Efe el ecónomo de
la diócesis burgalesa, Vicente Rebollo, tras reconocer que la restauración y el
mantenimiento del patrimonio religioso es "muy compleja" debido a la
gran cantidad de bienes.
En algunos municipios, los vecinos no
se han resignado a perder su patrimonio y han ideado sistemas que contribuyen a
evitar el desastre, con actuaciones pioneras como la acometida en Aldeahuela de
Periáñez (Soria), un pueblo de apenas medio centenar de vecinos.
Allí recurrieron hace dos veranos a
una subasta de arte para arreglar el templo, gracias a la colaboración
desinteresada de cuarenta artistas catalanes y sorianos, que permitió reparar
la instalación eléctrica, sacar la piedra de sillería y pintar.
Tras más de un año cerrada al culto
por las goteras y los desprendimientos, a los habitantes de Ituero de Izaba
(Salamanca) se les ocurrió custodiar en sus casas las obras de arte y recaudar
dinero entre los vecinos para desarrollar la restauración del templo, una colecta
por la que también optaron vecinos de otra localidad de la provincia, Martiago.
Los propios feligreses fueron
igualmente los que tuvieron que actuar en Fuentespreadas (Zamora), donde
organizaron un mercado romano para rehabilitar un muro del templo con la
recaudación.
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