El edificio habitado más antiguo de Santander se mantiene en pie desde el siglo XVIII. Situado junto al Parlamento, en el número 30 de la calle Alta, su valor histórico está avalado por el Catálogo del Patrimonio Cultural del profesor Luis Sazatornil. Como éste, aunque no tan viejos, decenas de inmuebles que forman parte del legado de la capital se reparten por toda la ciudad. Su conservación está regulada por una ordenanza que descarga a los vecinos de parte del peso de mantenerlos en perfectas condiciones. El Ayuntamiento también ayuda económicamente.
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En los últimos seis años, por ejemplo, las subvenciones para los arreglos de fachadas de edificios históricos ascienden a 695.000 euros. No es la única ayuda. Las obras están exentas del pago de la tasa por la licencia de obra, que asciende al 2% del presupuesto. Además, en el caso de los edificios protegidos, hay una bonificación del 75% en el impuesto de obras.
Hay otros límites para las ayudas. Si es una obra simple, sin restauración de elementos arquitectónicos o elementos decorativos, la subvención sólo puede alcanzar un tope de 60,10 euros el metro cuadrado de fachada. Pero si es especial, esa frontera se eleva a los 90,15 euros por metro cuadrado. Ambas con una condición 'sine qua non': «la retirada previa de todos aquellos elementos de publicidad de cualquier tipo que se hayan ejecutado sin licencia».
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Estas subvenciones engloban no sólo a los edificios con protecciones altas sino que van también dirigidas a edificios ubicados en enclaves en que se pretende mantener el ambiente del entorno, aunque individualmente su valor arquitectónico por separado no sea elevado. Al corresponder a edificios catalogados por el planeamiento, las ayudas van dirigidas al mantenimiento y recuperación fundamentalmente de los edificios de la zona centro de la ciudad, donde principalmente se ubican.
Los más viejos
A la casa de la calle Alta le siguen en el ranking de casas más antiguas de la ciudad las primeras viviendas del Paseo de Pereda -números 1 a 4-, proyectadas en 1766 como parte del llamado Proyecto Llovet, que incluía, inicialmente, quince edificios. La casa Pedrueca, sede de la Fundación Botín; la de Los Arcos de Dóriga, frente al Mercado del Este y el bloque de la esquina de General Mola con la calle del Martillo -el espacio expositivo de la Botín- ocupan los siguientes puestos.
Todos ellos tienen distintos niveles de protección en el Plan General. Cuatro categorías -monumental, integral, estructural y ambiental- que fijan cada detalle de la rehabilitación. Desde la elección de los materiales, que debe respetar el despiece, textura y color que presentaba antes el edificio, hasta los diseños de ornamentos que se hayan desprendido, por ejemplo.
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Precisamente el pasado sábado se inauguró el 'Enclave Pronillo', la reforma del Palacio de Riva Herrera tras décadas de abandono. Se trata del edificio civil más antiguo de Santander (siglo XVI), aunque al estar deshabitado no puede entrar en el anterior ranking. Los 1,5 millones de euros que costó su reforma salieron del bolsillo del Estado y del Ayuntamiento.
El Diario Montañes
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