Se define como Bien de Interés Cultural (BIC) a los «muebles o inmuebles del patrimonio que de forma palmaria requieran una mayor protección, siempre en función del interés general». Y uno de los efectos fulminantes tras la incoación de un expediente para declarar como BIC a un inmueble, lleva aparejada la suspensión de licencias municipales de parcelación, edificación o demolición de las zonas afectadas.
El concejo de Llanes, a pesar de ser el decimotercero de Asturias en índice de población y el decimosegundo en superficie, cuenta con 25 elementos catalogados como BIC y ello le sitúa, tras Oviedo, como el segundo municipio de la región en el número de inmuebles que gozan de la máxima protección.
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Esos 25 BIC llaniscos son de muy largo recorrido, en torno a 14.000 años, los 140 siglos que hay entre las cuevas del paleolítico y la inauguración del edificio del Casino, en el año 1912. Ese edifico modernista, levantado para divertimento de los indianos y la aristocracia local, es el más joven entre los bienes inmuebles protegidos en Llanes. Los más antiguos son once cuevas prehistóricas ubicadas en terrenos que en la actualidad forman parte de las localidades de Balmori, Bricia, La Pereda, Puertas de Vidiago, Parres, Posada y Rales.
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En esas oquedades vivieron los primeros llaniscos de los que se tiene noticia y hasta dieron origen a un periodo histórico: El Asturiense, definido en 1923 por el Conde de la Vega del Sella, a partir de las excavaciones llevadas a cabo con Hugo Obermaier en los yacimientos de El Penicial, Fonfría, Balmori y La Riera. Se trata de la cultura epipaleolítica, entre el paleolítico y el neolítico, y en ocasiones superpuesta con el aziliense, lo que le otorgaría una datación de 7.500 años A.C. Esos primeros llaniscos de los que se tiene noticia, devoradores de percebes, llámparas, bígaros y oricios, se dedicaban a recolectar moluscos y como herramienta utilizaban el pico asturiense: un canto aplanado, con base globular y extremo en punta roma. Abandonaron toneladas de residuos en la entrada de las cuevas y les tocó vivir en un momento de decaimiento del arte prehistórico: no dejaron pinturas ni muebles, sólo piedras y toscos anzuelos y horquillas elaborados con asta de ciervo.
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De unos siglos más tarde, hacia el 1400 A. C., dataría el Ídolo de Peña Tu, una roca misteriosa situada en Puertas de Vidiago, sobre la que están reflejadas las primeras pinturas al aire libre que se conocen en la región. La datación del descubrimiento es de 1913 y fue documentado por el conde de la Vega del Sella, Hernández Pacheco y Juan Cabré. Refleja una figura antropomorfa de la que sólo se distinguen hoy los ojos, la nariz y el pie izquierdo. A la izquierda se sitúa un puñal y el conjunto podría hacer referencia al enterramiento del jefe de una tribu.
Los BIC llaniscos fechables en algún momento medieval serían el monasterio de San Antolín; el entorno del Camino de Santiago; la torre de Tronquedo; el palacio de Gastañaga; la Torre del Castillo; la iglesia de Santa María de Concejo; el palacio del Conde de la Vega del Sella, en Nueva, y el conjunto histórico de Llanes.
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La iglesia de San Antolín, en la desembocadura del río Bedón, es lo único que queda de un antiguo monasterio de monjes benitos negros que habrían llegado al lugar a finales del siglo X. Se reformó en el XIII y en 1544, por razones de vandalismo y pillaje, fue adscrito a San Salvador de Celorio. La Casa de Rivero, hoy conocida como palacio de Gastañaga, es, posiblemente, la vivienda más antigua de entre las que se mantienen en pie en la villa. Fue levantada en el siglo XIV; sirvió de cierre defensivo a la muralla, junto a la puerta de San Nicolás, y fue rehabilitada en 1656 por cuenta de Juan Rivero y Posada, regidor de la villa. La construcción de la iglesia de Santa María de Concejo, costeada por los vecinos, se inició hacia 1240 y en 1517 todavía se estaba pintando el retablo según detalla Laurent Vital, el cronista de Carlos V. El 25 de abril de 1973 fue declarada Basílica.
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Uno de los edificios menos conocidos es la torre de Tronquedo, ubicada en Andrín y en situación actual de derrumbe. Fue construida en el siglo XIV como baluarte defensivo, centro de poder y almacenamiento de rentas de la familia Duque de Estrada.
En tiempos más modernos, en torno a 1597, se inició la construcción del palacio del Cercáu, a instancias de Pedro de Junco Posada, obispo de Salamanca, inquisidor y oidor de la Real Chancillería de Granada, donde actuó como comisionado por Felipe II para inventariar los bienes confiscados a los moriscos. Los llaniscos le negaron a Pedro de Junco el privilegio a ser enterrado en la iglesia y decidió construir un palacio con capilla, para dormir allí el sueño eterno.
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Un inquisidor del reino de Sicilia, Domingo Llanes Espriella, nacido en Villahormes en el año 1541, dispuso la construcción de un palacio en su localidad natal. Hoy se le conoce como palacio de la Espriella y comenzó a levantarse en 1616. Cuenta con una capilla de notables proporciones y en esa casa nació, en 1858, Federico de Bernaldo Quirós y Mier, quien contrajo matrimonio con María Josefa Argüelles Díaz, hija de Ramón Argüelles Alonso, primer marqués de Argüelles. Bajo los auspicios de este matrimonio surgió el turismo en la comarca oriental y ellos levantaron notables palacios y villas en Llanes y Ribadesella, como el inmueble que hoy ocupa el Gran Hotel del Sella.
Más tardío, de 1910, es el Casino de Llanes. Edificio modernista proyectado por el arquitecto Juan Álvarez de Mendoza, cuya principal utilidad fue la de lugar de recreo y distracción para indianos de ultramar y la aristocracia local. Hoy es de propiedad municipal, albergó al Ayuntamiento de Llanes en la última reforma de la Casa Consistorial y carece de usos definidos.
El Comercio
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