La actual campaña de excavaciones del
yacimiento íbero de Los Vilars, en la población leridana de Arbeca, ha
permitido recuperar una gran cantidad de materiales arqueológicos como joyas,
cerámica y huesos, pertenecientes al periodo ibérico pleno, el más desconocido.
La campaña está dirigida por el Grupo
de Investigación Prehistórica (GIP) de la Universitat de Lleida (UdL), según la
que, en un mes, se ha puesto al descubierto una fíbula y un brazalete de
bronce, fragmentos grandes de madera de unos 2.300 años de antigüedad, cerámica
y huesos de animales.
Los restos aportarán mucha información
sobre la fase de abandono del poblado, que es el periodo menos conocido, puesto
que los trabajos agrícolas han destruido sus restos.
La excavación se centra en el
pozo-cisterna ubicado en el centro de yacimiento y construido a inicios del
siglo IV antes de Cristo.
El director del GIP y catedrático de
arqueología de la UdL, Emili Junyent, cree que "constituye un irrepetible
archivo sobre la fase ibérica plena".
El pozo de la fortaleza contiene
vasijas, cerámicas, materiales metálicos, objetos de todo tipo y huesos de
animales como ovejas, cabras o cerdos.
El
yacimiento íbero de los Vilars de Arbeca registra un rçecord de hallazgos.
La campaña de excavaciones en el
yacimiento íbero de los Vilars de Arbeca (Lleida), dirigida por el Grupo de
Investigación Prehistórica (GIP) de la Universitat de Lleida (UdL), está
sacando a la luz la mayor cantidad de materiales arqueológicos de las casi tres
décadas de trabajos en este enclave.
Los investigadores han encontrado en
un mes una fíbula y un brazalete de bronce, fragmentos grandes de madera de
unos 2.300 años de antigüedad, cerámica y huesos de animales, ha señalado este
lunes la UdL en un comunicado, y ha destacado que los restos aportarán mucha
información sobre la fase de abandono del poblado.
La excavación se centra en el
pozo-cisterna ubicado en el centro de yacimiento y construido a inicios del
siglo IV antes de Cristo, y el director del GIP y catedrático de arqueología de
la UdL, Emili Junyent, cree que el yacimiento constituye "un irrepetible
archivo sobre la fase ibérica plena".
El abandono del poblado es el periodo
peor conocido, puesto que los trabajos agrícolas han destruido sus restos, y
tampoco se han hecho muchos hallazgos en el interior de las casas porque
"la fortaleza fue desalojada sin sufrir".
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El pozo de la fortaleza es una fuente
de vasijas de cerámicas, desde vajilla fina hasta grandes contenedores—;
materiales metálicos, como herramientas agrícolas de hierro y fíbulas de
bronce, así como objetos diversos, incluyendo molinos, materiales constructivos
y macro-fauna —huesos de oveja, cabra, cerdo, buey, caballo, perro y ciervo—.
El pozo, de siete metros de
profundidad, sirvió de vertedero en la etapa final del poblado.
Conservación
de restos
Junyent ha explicado que la presencia
de agua ha favorecido la conservación de restos orgánicos, puesto que han
estado sumergidos en condiciones estables.
El estudio de la madera y los carbones
determinará qué tipo de especies vegetales había en el entorno del poblado.
El GIP dispone este año de 160.000
euros para la excavación a Los Vilars, por las las subvenciones del Estado, la
Generalitat, la Diputación de Lleida y el Ayuntamiento de Arbeca, ha precisado
la UdL.
Los trabajos, que continuarán hasta el
próximo agosto, cuentan con la colaboración de expertos del departamento de
Medio ambiente y Ciencias del Suelo de la UdL y el Seminario de Estudios e
Investigaciones Prehistóricas de la Universitat de Barcelona (UB).
Nuevos
descubrimientos en la campaña de excavaciones en el yacimiento de los Vilars de
Arbeca.
La actual campaña de excavaciones en
el yacimiento íbero de los Vilars de Arbeca, dirigida por el Grupo
de Investigación Prehistórica (GIP) de la Universitat de Lleida (UdL), está
sacando a la luz la mayor cantidad de materiales
arqueológicos de las casi tres décadas de trabajos en este enclave. En
un mes, la campaña ha puesto a cuerpo descubierto una fíbula y un brazalete de
bronce, fragmentos grandes de madera de unos 2.300 años de antigüedad, cerámica
y huesos de animales.
Según el director del GIP y catedrático de arqueología de la UdL, Emili
Junyent, los restos aportarán mucha información sobre la fase de abandono del
poblado. En esta edición, la excavación se centra en el pozo-cisterna ubicado
en el centro de yacimiento y construido a inicios del siglo IV antes de Cristo.
Junyent ha explicado que los últimos
hallazgos que se han hecho en los Vilars constituyen "un irrepetible
archivo sobre la fase ibérica llena", ya que del abandono del poblado es
el periodo más desconocido porque las tareas agrícolas que se han llevado a
cabo con los años han destruido sus restos. Tampoco se han hecho muchos
hallazgos en el interior de las casas porque "la fortaleza fue desalojada
sin sufrir, al parecer, ninguna destrucción violenta".
Según Junyent, el pozo de la fortaleza
es una fuente de vasijas cerámicas -desde vajilla fina hasta grandes
contenedores-, materiales metálicos -desde herramientas agrícolas de hierro
hasta fíbulas de bronce-, objetos de toda clase -molinos o materiales
constructivos- y macrofauna -huesos de oveja, cabra, cerdo, buey, caballo,
perro o de ciervo-.
Con una profundidad de unos siete
metros, el pozo sirvió de vertedero en la etapa final del poblado. Junyent ha
explicado que la presencia de agua ha favorecido la conservación de restos
orgánicos "que han sido sumergidas en condiciones estables". El
estudio de la madera y los carbones determinará qué tipo de especies vegetales
había en el entorno del poblado. En cambio, el agua perjudica los objetos de
bronce "porque el metal aparece fuertemente mineralizado", ha
afirmado el catedrático.
En cuanto a los huesos y cuernos de
animales, también dan pistas de la alimentación de los íberos. "El ciervo
no era una especie abundante y los cuernos tirados a la basura podrían
asociarse a un consumo de la carne de un animal escaso y parcialmente
lujoso", según los miembros del GIP. Pero más allá de las pautas
alimentarias, los estudios arqueofaunísticos también abren la puerta a las
prácticas rituales. En la sociedad ilergeta, cada animal podría llevar
implícito un determinado simbolismo relacionado con ritos de protección del
hogar, la cosecha o la familia.
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