El
propietario de la alquería de Ponsa, en el barrio de Nou Moles, tendrá que
afrontar la reparación y consolidación de los restos del inmueble rural, según
dictaminaron ayer los técnicos municipales tras el desplome parcial de la
vivienda el pasado martes.
Así lo
indicaron ayer fuentes cercanas al gobierno municipal, quienes hablaron de
«consolidar y sanear» el inmueble al estar protegido. El catálogo de la
revisión del Plan General lo define como Bien de Relevancia Local, por lo que
cualquier demolición debería pasar antes por la Conselleria de Cultura.
La decisión
ha sido, a la vista del valor patrimonial del inmueble, proteger todo lo que
queda. Como informó este periódico, parte de la fachada se vino abajo por la
situación de abandono y ruina de estos años, agravado por las lluvias de estos
días. La parte demolida corresponde curiosamente con un cuerpo de la alquería a
eliminar según la recomendación del catálogo, aunque las mismas fuentes
precisaron que «no se puede derribar».
La alquería
de Ponsa tiene sus orígenes en el siglo XV, aunque la reforma principal y que
ha permanecido hasta la actualidad es dos siglos posterior. El despacho de
arqueólogos Algarra y Berrocal hizo un estudio del inmueble a finales de 2011 y
principios de 2012 antes de una reforma todavía inconclusa en parte de la
alquería.
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Estas
dependencias se destinarán a un restaurante, según la asociación de vecinos de
Nou Moles. De momento, indicaron fuentes cercanas a la propiedad, está en
tramitación para que pase de uso residencial a terciario. La alquería se
encuentra dentro de un plan parcial, aunque la intención es proseguir la obra
ya iniciada como una actuación aislada.
De momento,
los bomberos han colocado puntales, tablas de madera en la fachada y una valla
que rodea el perímetro. El solar que rodea la alquería es utilizado
principalmente para estacionar coches, a pesar de que estos días está embarrado
en su mayor parte.
La fachada
principal de la alquería está tapada en parte por un andamiaje, aunque esa
estructura se debe a las citadas obras de rehabilitación. La entidad vecinal
propuso hace años que el conjunto se destinara a un centro de día para personas
mayores, aunque ahora ya no persiguen esa reivindicación, dada la difícil
situación financiera de la Administración.
La alquería
de Ponsa es una de las pocas que subsisten en el barrio de Nou Moles, antigua
zona de huerta y donde la edificación de nuevas viviendas fue encerrando esta
construcción. El arquitecto Miguel del Rey, autor del catálogo de inmuebles
rurales, sostiene que es recuperable a pesar de su mal estado actual, de ruina
y que ha derivado en el desplome parcial. Las reformas pasadas perjudicaron la
estabilidad de la estructura.
Las Provincias
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