Las brechas en la valla del yacimiento
del Oral permiten que cualquiera pueda pasar a contemplarlo. O a cualquier otra
cosa, porque nada avisa a los curiosos del extraordinario monumento que se
extiende por algo más de una hectárea entre parcelas de alcachofas y la N-332
abandonados a su suerte. Sólo un cartel descolorido en su interior sitúa ante
restos arqueológicos a quien llega después de sortear acequias y bancales. No
hay indicaciones de acceso. Ni avisos prohibiendo o permitiendo el paso. Ni
paneles explicativos. Ni horarios de visita. Solo la cuadrícula de restos de
piedra, parcialmente cubiertos con plásticos y lonas en un intento de proteger
lo excavado, bajo el sol. Rodeado, eso sí, de una valla perimetral que como
frágil intento de protección ha instalado el actual equipo de gobierno del PP,
que aunque agujereada no deja de ser una valla.
Estudiado desde 1981, este "monumento de primer orden" según los arqueólogos, es un excelente ejemplo de poblado construido con planificación previa. La malla perfecta de calles perpendiculares de nueva planta se extiende a la vista de cualquiera (entendido o no) en este suave promontorio de la Sierra del Molar, a 40 metros sobre el nivel del mar, y con unas vistas de la desembocadura del Segura que para sus chalés hubieran querido muchos promotores inmobiliarios de la zona. Uno se pregunta de hecho cómo ha podido sobrevivir este lugar a la vorágine urbanística de la Vega Baja, en cuya lista de despropósitos y depredación del suelo el municipio de San Fulgencio brilla con luz propia. Aunque tampoco se puede decir que se haya librado de la agresividad económica de su entorno, como lo demuestra el "paseo" que se dio la excavadora de una cantera próxima en 2004 y que terminó arrasando de un "palazo" un tercio del yacimiento, según informe técnico de la Universidad de Alicante. Menos mal que la zona era propiedad del Ayuntamiento de San Fulgencio desde 1992. Ahí estaban ya las autoridades atentas protegiendo el patrimonio de todos.
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Los estudios de
Lorenzo Abad y Feliciana Sala hablan del Oral como un espacio rodeado de
albufera y con variada economía. Sus gentes tendrían quizá en el comercio su
motor de desarrollo local según atestiguan ánforas púnicas, griegas y etruscas
encontradas en el lugar, y además se dedicarían a trabajos de tipo extractivo y
de transformación relacionados con la industria del salazón. Hasta ahora y en
diferentes campañas se han excavado 21 casas, alguna de especial interés.
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