¡El castillo para el pueblo! Este
podría ser el lema del enfrentamiento entre el noble feudal propietario de una
fortaleza y sus vasallos. Pero no. Es uno de las pintadas que se pueden leer
hoy mismo en los muros que rodean el castillo de Vilassar de Dalt (Maresme).
Son los restos de la larga batalla, judicial, entre los vilasarenses y el
propietario de la fortaleza que preside esta localidad de casi 10.000
habitantes, un viejo edificio gótico del siglo X y XII que hunde sus raíces en
el mundo romano y que constituye uno de los elementos patrimoniales más
destacados de la villa. Sobresalen sus cinco torres —la del homenaje, redonda—
coronadas por almenas. Durante 30 años los marqueses de Santa Maria de Barberà
y de la Manresana han prohibido el acceso al interior de su castillo, pero
ahora, tras agotar la vía legal y llevar el pleito hasta el Tribunal Supremo,
los dueños no tienen más remedio que abrirlo al público durante varios días al
año.
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En marzo, tras la sentencia del alto
tribunal, se firmó un convenio entre el alcalde de la localidad, Xavier Godàs,
y el marqués Ramon de Sarriera para los dos próximos años prorrogables de año
en año, por el que durante 11 días la fortaleza será tomada por el pueblo. El
castillo fue declarado Monumento Histórico Artístico en junio de 1931, cuando
todos los edificios militares y castillos españoles pasaron a ser patrimonio.
Su actual condición de Bien Cultural de Interés Nacional, la máxima protección
que aplica la Generalitat, obliga a su apertura unos días al año. “El proceso
judicial ha sido largo pero, tras darnos la razón la justicia, por fin se podrá
entrar”, asegura Godàs, que ha preparado una serie de actos festivos
ambientados en el mundo medieval que culminan hoy con la posibilidad de acceder
al castillo hasta el domingo. El convenio permite visitar, en turnos de 20 o 25
personas, el patio exterior, el puente del foso, el patio de entrada, la
capilla de la Trinidad del siglo XVII, el porche principal y el patio interior
de la torre, origen de todo el edificio. Está previsto que pasen unas 500
personas.
“Ha habido que reconstruir la relación
con los propietarios, reacios a la apertura y celosos de su privacidad”,
explica Godàs, comprensivo con los dueños, que pasan largas temporadas en esta
residencia. “No es grato que la gente ande por tu casa; están en su derecho,
pero han de cumplir la legislación. Hemos de conseguir que las relaciones sean
más fluidas e incluso que enraícen más con la población”, apunta.
Como muestra de sus buenas
intenciones, atendiendo las necesidades del marqués, el Consistorio acepta que
este año el castillo no abra los 11 días fijados, sino solo los tres días de
este fin de semana. No se pudo hacer durante los cuatro días de la Fiesta Mayor
de los Santos Mártires, a comienzos de mayo, por encontrarse el marqués de
viaje y no haber firmado todavía el convenio y tampoco durante todos los días
previstos durante la celebración de Vilazari 978 (la fecha en la que por primera
vez aparece el nombre Vilassar en un documento). “
El año que viene se cumplirá
estrictamente”, asegura Godàs. “Nos jugamos mucho con estas visitas, porque
según cómo funcione, los propietarios podrían aceptar abrir más días en el
futuro si consideran que su privacidad y seguridad están garantizadas”.
Ayuntamiento y propietario también están en conversaciones para la cesión del
importante archivo documental del castillo, uno de los fondos privados más
destacados de Cataluña y que pasará a manos del Consistorio. Según el
historiador y primer teniente de alcalde, Benet Oliva, se trata de un fondo
inédito que cuenta, entre otros documentos con unos 8.000 pergaminos (2.500
depositados en la Biblioteca Nacional de Cataluña) muy bien conservados pero
que hay que catalogar y digitalizar para que puedan ser consultados por los
investigadores.
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