El terremoto que hace más de dos años
sacudió Lorca, no sólo dejó nueve víctimas mortales, también provocó numerosos
daños materiales –aproximadamente en el 80% de las infraestructuras, con unos
dos millones de euros en perdidas– y afectó sobre todo al patrimonio histórico
de la ciudad. El suceso se ha clasificado como la mayor catástrofe patrimonial
de Europa en los últimos años.
Desde entonces miembros del proyecto
de investigación RESCATELO, formado por investigadores de las universidades Rey
Juan Carlos, Autónoma y Complutense de Madrid y el Instituto Geológico y Minero
de España, se han desplazado hasta la zona para evaluar los daños que se habían
originado.
El objetivo ha sido realizar un
inventario y análisis de los daños antes de que fueran eliminados por la
erosión (de la lluvia y el viento, por ejemplo) y el comienzo del
desescombrado, reparación y demolición de edificios. Los datos se han publicado
en revistas como el Boletín Geológico y Minero, y se han presentado en diversos
congresos.
“El patrimonio en España es muy
valioso y necesita protección, por eso estamos principalmente interesados en
edificios antiguos, ya que carecen de estructura y en ellos también se pueden
observar daños de terremotos anteriores”, explica el doctor Fidel Martín,
investigador principal del proyecto.
“De esta manera, se puede establecer
la periodicidad de terremotos y deducir que, si los efectos son los mismos, en
el futuro se producirán con características similares y podremos prepararnos
para el siguiente”, añade el investigador.
Un ejemplo excepcional para ver daños
en el patrimonio
El terremoto de Lorca, con una
magnitud de 5.1 Mw, es un ejemplo “excepcional” para el estudio de daños en
edificios históricos asociados al campo cercano durante un sismo, ya que
permite correlacionar los efectos y el daño en el patrimonio de la ciudad con
los parámetros sísmicos instrumentales del terremoto que se pueden disponer en
la actualidad.
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La metodología para este estudio, “se
basa en conocer cómo se ha producido un terremoto actual, cuál ha sido la falla
–la de Alhama de Murcia en este caso– y utilizar todos los instrumentos que
tenemos para caracterizarlo”, apunta Fidel Martín.
Después se ha comparado con los datos
obtenidos con ‘efectos arqueológicos de terremotos’ (EAE) y se ha elaborado una
tabla registrando terremotos a nivel mundial, como el de Emilia Romagna
(Italia) o el de Christchurch (Nueva Zelanda). “El objetivo es que cuando vayamos
a un yacimiento antiguo y veamos el mismo EAE se pueda asimilar a los
parámetros sísmicos instrumentales que hoy conocemos”.
Del análisis preliminar de estos datos
se puede establecer la dirección de aceleración del terreno al paso de la onda
sísmica y constatar que coincide con los mismos efectos observados en los
edificios afectados por terremotos anteriores, lo que indicaría que la ciudad
se somete al mismo movimiento del terreno frente a terremotos de este tipo.
“Nosotros nos hemos fijado en cómo se
ha movido el edificio y en la orientación de ese daño, porque eso está
directamente relacionado con la falla que genera el terremoto –señala Fidel
García–. Hemos observado que en el terremoto de 1674 los desplazamientos de
edificios como la Colegiata y el Castillo se produjeron de la misma manera”.
Los resultados de este proyecto se
están utilizando para llevar a cabo las tareas de restauración del patrimonio,
ya que “se están realizando refuerzos antisísmicos, como sustituir el hormigón
que se utilizó para reforzar las cúpulas por madera, que permite que la
estructura oscile y no se colapse. También están reforzándose las direcciones
que han sido identificadas como las más dañadas. La Colegiata la están
restaurando con los informes que hemos obtenido.”
En las inmediaciones de Lorca también
hubo muchos desprendimientos de rocas que el Grupo de Geología de la URJC ha
inventariado y datado mediante liquenometría.
“El trabajo con líquenes sirve para
datar las rocas que se han desprendido y observar qué edad tienen para
constatar que la mayoría se han caído en terremotos anteriores”, explica el
doctor Martín. Por tanto, los resultados de estos informes se están utilizando
para reforzar las laderas y evitar futuros desprendimientos.
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